A finales del siglo XII, en los talleres anglonormandos, se elaboró uno de los testimonios más singulares del arte y la mentalidad medieval: El Bestiario de San Petersburgo. Este manuscrito combina la descripción de animales reales y fantásticos con lecturas morales y espirituales, enraizadas en la tradición del Physiologus y las Etimologías de San Isidoro.
Su programa iconográfico reúne más de un centenar de miniaturas en las que leones, unicornios, grifos o aves exóticas ilustran no solo la diversidad natural, sino también las enseñanzas cristianas que la Edad Media supo ver en cada criatura. De colores intensos y composiciones equilibradas, las imágenes revelan la maestría de los artistas que dieron forma a este universo simbólico.
Conservado hoy en la Biblioteca Nacional de Rusia y reproducido en facsímil por AyN Ediciones, este bestiario se erige como un puente entre naturaleza, mito y fe. Su estudio permite adentrarse en el imaginario medieval y comprender cómo la observación del mundo animal se transformó en lección moral y expresión artística.
📽️ Video: Un viaje al universo simbólico del Bestiario de San Petersburgo
Adéntrate en una de las obras más cautivadoras de la Edad Media: el Bestiario de San Petersburgo. En este vídeo del canal de YouTube Códices y Beatos, exploramos cómo este manuscrito anglonormando de finales del siglo XII combina observación natural, fábula y fe en un conjunto de más de cien miniaturas llenas de color y significado.
Descubre la fuerza simbólica de animales como el león, el unicornio o el fénix, y cómo cada uno transmitía al lector medieval lecciones morales y espirituales envueltas en un arte vibrante. Una ventana al pensamiento medieval donde lo real y lo fantástico conviven en perfecta armonía.
Si deseas profundizar más, justo después encontrarás todo el contenido completo sobre esta obra excepcional y su edición facsimilar.
Índice de Contenido
- Introducción
- Origen y evolución de los bestiarios
- Historia y contexto del manuscrito
- Autoría y talleres
- Estructura y contenido del manuscrito
- Ilustraciones y arte del manuscrito
- El facsímil de AyN
- Curiosidades del manuscrito
- Legado e importancia cultural
- Bibliografía y fuentes
- Consideraciones Finales
1. Introducción
El Bestiario de San Petersburgo es un manuscrito ilustrado que pertenece al género de los bestiarios medievales, obras en las que se combinaban descripciones de animales reales y fantásticos con interpretaciones simbólicas y morales. Su contenido responde a la tradición del bestiario latino, derivada de fuentes como el Physiologus y ampliada con aportaciones de autores clásicos y medievales.
Se conserva actualmente en la Biblioteca Nacional de Rusia, en San Petersburgo, donde forma parte de la colección de manuscritos latinos. Su nombre procede precisamente de este lugar de custodia y de su carácter como bestiario, un tipo de compendio que, en este caso, está acompañado de abundantes ilustraciones que siguen el estilo románico propio de finales del siglo XII en el ámbito anglonormando.
El manuscrito reúne un conjunto de miniaturas que acompañan y refuerzan el texto, con un repertorio de animales tanto naturales como imaginarios. Cada criatura es presentada con una descripción física, detalles de su comportamiento y un significado moral o religioso, todo ello con un marcado sentido didáctico. La calidad artística y el grado de conservación lo han convertido en un testimonio significativo del arte y la mentalidad medieval, así como en una pieza de referencia para el estudio de la tradición bestiaria en Europa.
2. Origen y evolución de los bestiarios
En la Edad Media, los bestiarios se convirtieron en una de las formas más singulares de transmitir conocimientos sobre el mundo natural, combinando observaciones, relatos y lecciones morales. Para comprender plenamente el valor del Bestiario de San Petersburgo, resulta esencial conocer cómo nació este género, de qué fuentes se nutrió y cómo evolucionó hasta consolidarse como un medio de enseñanza y reflexión espiritual.
2.1. El origen del género bestiario
El género de los bestiarios tiene sus raíces en el Physiologus, un texto redactado originalmente en griego entre los siglos II y IV. Esta obra reunía descripciones de animales reales y fantásticos, acompañadas de interpretaciones simbólicas de carácter moral y cristiano. Su éxito hizo que se tradujera y adaptara a distintas lenguas, lo que facilitó su difusión por todo el ámbito medieval.
A lo largo del tiempo, el contenido del Physiologus se enriqueció con materiales procedentes de autores clásicos como Plinio el Viejo o Solino, y de escritores cristianos como san Isidoro de Sevilla. Gracias a estas incorporaciones, los bestiarios medievales se convirtieron en compilaciones más amplias, que combinaban observaciones de la naturaleza, relatos legendarios y lecciones morales derivadas de la interpretación alegórica de cada criatura.



Esta fusión de tradiciones convirtió al bestiario en una obra que no solo pretendía describir el mundo natural, sino también transmitir enseñanzas espirituales y doctrinales a través de sus ejemplos.
2.2. Desarrollo y difusión medieval
Con el tiempo, las adaptaciones latinas del Physiologus dieron lugar a distintas familias textuales de bestiarios, que variaban en número de criaturas, orden de presentación y riqueza de ilustraciones. Los ejemplares más influyentes en Europa occidental se consolidaron entre los siglos XII y XIII, en un momento en que la producción de manuscritos ilustrados alcanzó un notable desarrollo técnico y artístico.
Estos bestiarios no se limitaban a enumerar animales, sino que organizaban el contenido de manera que cada entrada combinase una descripción física, datos sobre su comportamiento y una interpretación moral o teológica. Así, el león podía simbolizar a Cristo, el unicornio la pureza o el dragón el mal. El objetivo era que el lector, además de conocer las propiedades atribuidas a cada criatura, reflexionara sobre las lecciones espirituales que transmitía.

Su uso se extendió en distintos contextos. En los monasterios, servían como apoyo a la enseñanza y la predicación, ilustrando sermones y lecturas espirituales. Entre la nobleza, podían ser objeto de contemplación y aprendizaje moral, además de símbolos de prestigio cultural. La imagen tenía un papel central: facilitaba la comprensión del mensaje y permitía que el contenido llegase también a quienes no sabían leer, reforzando así la función pedagógica del manuscrito.
En definitiva, el bestiario medieval fue el resultado de siglos de transmisión y adaptación, en los que se mezclaron la herencia clásica, las creencias cristianas y el interés por la naturaleza, hasta consolidarse como uno de los géneros más representativos de la cultura visual y literaria de la Edad Media.
3. Historia y contexto del manuscrito
El Bestiario de San Petersburgo se inscribe en la tradición anglonormanda de finales del siglo XII, un momento de gran actividad en la producción de manuscritos ilustrados en Inglaterra. Es una obra que refleja no solo el interés medieval por la naturaleza y su simbolismo, sino también las particularidades culturales y artísticas de su tiempo. Su historia combina elementos de producción, uso y transmisión que lo vinculan con otros ejemplares de su género, pero también le confieren rasgos propios. Conocer su función, su recorrido hasta la actualidad y la atención que ha recibido por parte de la investigación moderna permite comprender su relevancia dentro de la tradición bestiaria.
3.1. Función y contexto cultural del manuscrito
Este manuscrito pertenece al grupo de bestiarios latinos conocidos como “Second Family”, caracterizados por una estructura más desarrollada que la del Physiologus original e ilustraciones que acompañan a cada descripción. La disposición del texto y la calidad de las imágenes indican que no se trataba de un ejemplar de uso cotidiano, sino de un libro cuidadosamente concebido, posiblemente destinado a un entorno culto.
Su función principal combinaba la enseñanza moral con la contemplación artística. Los relatos de animales, reales y fantásticos, estaban concebidos para transmitir principios cristianos a través de ejemplos tomados de la naturaleza. La riqueza iconográfica, unida a la cuidada caligrafía, sugiere que pudo circular en manos de una comunidad religiosa o de la aristocracia, donde se valoraba tanto su utilidad pedagógica como su prestigio material.
En este sentido, guarda estrecha relación con otros bestiarios producidos en Inglaterra en el mismo periodo, compartiendo repertorio de criaturas, estilo narrativo y soluciones visuales. No obstante, algunos detalles de sus miniaturas y su secuencia interna lo distinguen de otros ejemplares, lo que apunta a la identidad artística particular de su taller de origen.
3.2. Propietarios y ubicación actual
En época moderna, el bestiario formó parte de la colección de Alexandre Petrovich Dubrovsky (1783–1853), un bibliófilo y diplomático ruso que reunió un importante fondo de manuscritos y libros raros, adquiridos en diferentes países europeos. Su biblioteca incluía códices medievales, incunables y obras impresas de gran valor, con especial atención a ejemplares con ilustraciones.


Tras la muerte de Dubrovsky, la colección fue adquirida por la Biblioteca Imperial de Rusia, que integró sus piezas más valiosas en los fondos de manuscritos. Desde entonces, el bestiario permanece bajo custodia de esta institución, actualmente la Biblioteca Nacional de Rusia, en San Petersburgo, donde se conserva con la signatura Lat. Q.v.V. nº 1.
3.3. Estudios y recepción moderna
El primer registro académico conocido de este manuscrito data de 1804, cuando comenzó a figurar en catálogos y repertorios que describían los fondos de la colección Dubrovsky. Durante el siglo XIX, se le prestó atención principalmente como pieza de bibliofilia, valorada por su antigüedad y su calidad artística, aunque sin estudios monográficos detallados.
En el siglo XX, el interés por el manuscrito creció gracias al desarrollo de la investigación sobre los bestiarios medievales. Fue citado y analizado en estudios comparativos que lo relacionaban con otros ejemplares ingleses de su familia textual, destacando su calidad iconográfica y su buen estado de conservación.
El manuscrito empezó a circular en la bibliografía a comienzos del XIX (1804) y, a lo largo del XX, fue descrito y comparado por diversos autores (Garelin, 1924; Konstantinowa, 1929; Dobiasch‑Rozhdestvenskaya; De Laborde; Romanova). Desde los años ochenta, los trabajos de Xenia Muratova y, después, los catálogos de Woronova y Sterligov, lo situaron con mayor precisión en la tradición anglonormanda. En el ámbito anglosajón, Nigel Morgan y Debra Hassig lo relacionaron con el grupo ‘Morgan’, mientras que Ron Baxter lo fechó hacia 1175–1185 y matizó su atribución a Lincolnshire. La edición facsimilar de AyN (2003), con el estudio de Olga Bleskina, consolidó su consulta y normalizó las referencias.
4. Autoría y talleres
El Bestiario de San Petersburgo, como la gran mayoría de los manuscritos medievales, es una obra anónima cuyo origen se reconstruye a partir del estudio del texto, la caligrafía, las miniaturas y la comparación con otros ejemplares contemporáneos. Aunque los datos son limitados, estos análisis han permitido establecer un marco bastante preciso sobre cuándo y dónde pudo elaborarse, así como sobre las personas y talleres implicados en su creación.
4.1. Autoría del texto y datación
No se conserva ningún dato sobre un autor individual. Esto no es inusual, ya que los bestiarios medievales eran, en gran medida, compilaciones anónimas basadas en textos anteriores, reelaboradas y copiadas por diferentes escribas a lo largo del tiempo.
La datación del manuscrito, establecida en torno a 1175–1185, se apoya en criterios paleográficos y artísticos: el tipo de escritura, las formas de las letras, la ornamentación y los elementos estilísticos de las miniaturas coinciden con otros manuscritos ingleses de la última parte del siglo XII. La combinación de un guion textual propio de la “Second Family” y un programa iconográfico completo es característica de esta época de apogeo del género.
4.2. Lugar de producción y debate académico
Los estudios coinciden en situar la producción del manuscrito en Inglaterra, probablemente en la región de Lincolnshire o en los North Midlands. Estas zonas eran centros activos de elaboración de manuscritos ilustrados en el siglo XII y presentan afinidades estilísticas con el Bestiario de San Petersburgo.
El análisis comparativo con otros bestiarios conservados en bibliotecas británicas muestra coincidencias en la disposición del texto, la secuencia de animales y ciertos rasgos iconográficos, lo que sugiere que el manuscrito pudo producirse en un taller que trabajaba siguiendo modelos comunes a la región. Sin embargo, también se observan particularidades en el trazo, el uso del color y la composición de algunas escenas, indicios de que el taller no se limitó a copiar, sino que adaptó y reinterpretó los modelos previos.
4.3. El copista y el iluminador
El examen paleográfico apunta a que el texto fue obra de un único escriba, cuya letra muestra regularidad en el módulo, la inclinación y la separación de caracteres. La escritura es clara y cuidada, lo que denota un trabajo realizado por un profesional experimentado.
En cuanto a la iluminación, las miniaturas muestran la intervención de dos manos diferentes, identificadas como maestro A y maestro B. El maestro A es responsable de las composiciones más equilibradas y refinadas, con un trazo firme, proporciones cuidadas y un uso controlado del color y la composición. El maestro B presenta un estilo más libre, con variaciones en las proporciones de las figuras, un trazo algo más suelto y una aplicación del color menos homogénea, a veces con cambios en la intensidad de los pigmentos.

La colaboración de varios artistas en un mismo manuscrito era habitual, especialmente en obras de este nivel, donde el trabajo debía repartirse para cumplir plazos o para aprovechar la especialización de cada artesano. En este caso, la coordinación entre copista e iluminadores dio como resultado un conjunto armónico, en el que texto e imagen mantienen coherencia estilística y refuerzan mutuamente su mensaje.
5. Estructura y contenido del manuscrito
El Bestiario de San Petersburgo es un ejemplo representativo de la organización y riqueza visual propias de los bestiarios latinos anglonormandos de finales del siglo XII. Sus características codicológicas, la disposición interna del texto y la variedad de criaturas representadas permiten comprender tanto su función como su valor artístico.
5.1. Datos codicológicos y técnicos
El manuscrito consta de 91 folios de pergamino, escritos a una sola columna. La superficie de escritura está cuidadosamente delimitada, con márgenes generosos que enmarcan el texto y las ilustraciones, lo que refuerza la sensación de orden y armonía. La caligrafía es una textura clara y uniforme, propia de finales del siglo XII, que favorece la legibilidad.
El formato y la disposición indican que fue concebido como un volumen de prestigio, no como un libro de uso intensivo. La encuadernación actual es resultado de una restauración moderna y no conserva la cubierta original, aunque respeta las proporciones del códice y asegura su estabilidad física.



5.2. Organización interna del texto
El manuscrito se abre con una introducción de carácter bíblico, que enmarca el contenido dentro de una visión teológica de la naturaleza como obra divina. A continuación, el texto se organiza en secciones dedicadas a animales individuales o grupos de animales, siguiendo un criterio más temático y moral que estrictamente zoológico.
Cada entrada presenta una descripción física del animal, una explicación de sus costumbres o comportamientos y, por último, una interpretación moral o religiosa que conecta sus características con enseñanzas cristianas. Las miniaturas acompañan directamente al texto correspondiente, reforzando el vínculo entre la palabra escrita y la imagen.
5.3. Bestiario: criaturas representadas
El repertorio incluye más de un centenar de criaturas, entre ellas animales reales como el león, el elefante o el ciervo; seres fabulosos como el unicornio, el grifo o el dragón; y aves legendarias como el fénix. La presencia de animales híbridos y monstruosos responde a la tradición de otorgarles un valor simbólico y moralizante, integrando elementos de la fábula, la mitología y la observación natural.
Las criaturas se distribuyen de manera uniforme a lo largo del manuscrito, lo que mantiene un ritmo constante entre texto e imagen y refuerza su función como obra de referencia y contemplación. Este planteamiento es característico de los bestiarios de la “Second Family”, a la que pertenece el manuscrito.





5.4. Fuentes y referencias textuales
El texto bebe de una amplia gama de fuentes: la Biblia, san Isidoro de Sevilla (Etimologías), Plinio el Viejo, Solino y, de manera central, el Physiologus. También incorpora elementos de compilaciones medievales posteriores que ampliaban o reinterpretan la información de las obras anteriores. La integración de estas fuentes no es meramente acumulativa, sino que busca armonizar descripciones y enseñanzas para construir un discurso coherente y moralizante.
5.5. Estado de conservación
El manuscrito ha llegado hasta nosotros con un buen estado general, aunque presenta algunas pérdidas de folios que afectan a la continuidad de la obra. Se observan manchas y recortes que han reducido el tamaño de ciertas páginas, en algunos casos afectando parcialmente a las ilustraciones o al texto.
A lo largo de su historia, pasó por encuadernaciones posteriores que no siempre respondieron a criterios de conservación. Las intervenciones más recientes han buscado estabilizar el códice y garantizar su manejo seguro.
En el proceso de preparación para la edición facsimilar, se realizaron fotografías de alta resolución que capturaron con precisión tanto el color como la textura del pergamino. Cuando fue necesario, se aplicaron ajustes digitales para compensar deterioros y ofrecer una reproducción lo más fiel posible al original. Este trabajo ha contribuido a preservar su contenido y a facilitar el acceso de investigadores y público interesado.
6. Ilustraciones y arte del manuscrito
El programa iconográfico del Bestiario de San Petersburgo es uno de sus rasgos más sobresalientes y constituye una fuente fundamental para conocer el arte románico anglonormando de finales del siglo XII. Las miniaturas no son meros adornos, sino que forman parte esencial del discurso del manuscrito, reforzando visualmente las descripciones y enseñanzas del texto.
6.1. Estilo visual e iconografía
El manuscrito presenta un estilo visual característico de la miniatura anglonormanda de finales del siglo XII, con composiciones de gran frontalidad y figuras de contornos firmes. El uso de colores vivos, especialmente rojos, azules y dorados, resalta la jerarquía de las figuras y subraya el simbolismo inherente a cada escena. Las composiciones muestran un equilibrio marcado, con tendencia a la simetría en las escenas de carácter teológico y mayor dinamismo en las de animales en acción. Los fondos, con frecuencia dorados o planos de color intenso, cumplen una función simbólica y estética más que naturalista. La iconografía combina fidelidad al texto con recursos visuales propios del repertorio románico, incorporando convenciones simbólicas como el nimbo crucífero para identificar a Cristo o la disposición jerárquica de las figuras animales.



6.2. Técnicas pictóricas y ejecución
El análisis técnico revela la intervención de al menos dos manos, denominadas por la crítica como Maestro A y Maestro B, diferenciables por el tratamiento de las figuras, la aplicación del color y el trazo del contorno. El proceso de ejecución comenzó con un dibujo preparatorio a pluma, seguido por la aplicación de pigmentos minerales y orgánicos en capas planas, y finalmente el perfilado en tinta oscura. La precisión de los detalles y la homogeneidad cromática sugieren un trabajo cuidadosamente planificado, con empleo de pinceles finos para zonas delicadas y aplicación de pan de oro o dorado pintado en fondos y detalles ornamentales. La calidad de la factura sitúa al manuscrito en un nivel alto dentro de la producción de su época, acorde con su probable encargo para un comitente de relevancia.
6.3. Conjunto iconográfico completo
El manuscrito mantiene una correlación constante entre texto e imagen: cada animal descrito cuenta con su miniatura correspondiente, lo que da lugar a un corpus visual de notable amplitud. Las escenas oscilan entre composiciones sencillas, con un único animal sobre fondo liso, y representaciones más complejas que incluyen interacción, paisaje o elementos narrativos adicionales.
La secuencia de miniaturas se distribuye de forma equilibrada, alternando animales reales y fantásticos, lo que contribuye a mantener el interés del lector-espectador. Algunas ilustraciones ocupan un espacio mayor o se disponen de forma que dominan la página, probablemente para subrayar la importancia simbólica de la criatura representada.



Este planteamiento revela una planificación cuidadosa, en la que imagen y texto se conciben como partes inseparables de un mismo mensaje moral y estético. El resultado es un conjunto armónico que combina claridad visual, atractivo artístico y coherencia narrativa.
6.4. Miniaturas destacadas: análisis individual
La siguiente selección reúne diez miniaturas o conjuntos de miniaturas que destacan por su relevancia simbólica, calidad artística o singularidad iconográfica dentro del Bestiario de San Petersburgo. Cada una ha sido elegida por su potencial para transmitir el carácter y la riqueza del manuscrito, tanto en un análisis escrito como en una presentación audiovisual.
- Ciclo de la Creación
El ciclo inicial del manuscrito, dedicado a los días de la Creación, nos sitúa directamente en la tradición visual de los grandes bestiarios medievales. Aunque el primer folio se ha perdido, y con él las escenas de los dos primeros días, las miniaturas conservadas muestran un lenguaje visual coherente con la producción anglonormanda y francesa de finales del siglo XII. Se aprecia un gusto por la simetría, los marcos ornamentales y la figura del Creador con nimbo crucífero, identificado con Cristo según la lectura cristológica del Génesis.




- Creación de las plantas (folio 1r): Esta escena marca el inicio del relato conservado, situado en el tercer día (Génesis 1, 9-13). La composición integra en una sola imagen la separación de las aguas y el surgimiento de la vegetación, algo que en otros manuscritos se reparte en dos viñetas. El plano inferior está ocupado por las aguas, de las que brotan plantas de formas estilizadas, más decorativas que naturalistas. El Creador, imberbe y vestido con túnica roja y manto azul, bendice con la derecha mientras sostiene un libro en la izquierda, posiblemente una alusión al de los Siete Sellos, introduciendo así un vínculo visual con el Apocalipsis.

- Creación del firmamento (folio 1v): En el cuarto día (Génesis 1, 14-19), la imagen organiza el espacio en torno a la figura central del Creador, rodeado de estrellas. A su derecha aparece el sol, y en la mano izquierda sujeta un creciente lunar. Este modo de representar el cosmos, frontal y ordenado, se encuentra también en otros bestiarios, aunque algunos, como el Ashmole 1511, recurren a un diseño más concéntrico para sugerir la idea de un universo envolvente.

- Creación de los peces y las aves (folio 2r): La escena del quinto día (Génesis 1, 20-23) introduce la fauna en el manuscrito. El Creador se representa girado, rompiendo la estricta simetría anterior, mientras alrededor nadan peces y vuelan aves. No existe una clasificación rigurosa: los animales se mezclan, e incluso una de las aves atrapa un pez, detalle narrativo que añade vivacidad. Se distinguen cigüeñas, garzas, águilas, cisnes y gaviotas, junto a peces de formas diversas, desde platiformes hasta siluetas semejantes a salmones o anguilas.

- Creación de Eva (folio 2v): El sexto día (Génesis 1, 24-27 y 2, 21-25) aparece condensado en una única imagen: la creación de los animales terrestres y de la primera mujer. Los animales se distribuyen en franjas: en la parte baja, especies grandes como elefante, jabalí o caballo; más arriba, pequeños mamíferos como ardilla, liebre o gato. Adán reposa mientras de su espalda surge Eva, gesto que remite de forma sutil a la costilla narrada en el texto bíblico. La escena transmite solemnidad, pero también un cierto carácter de testimonio, con los animales como espectadores del momento.

- Adán poniendo nombre a los animales (folio 5r): Esta es la primera imagen a página completa del manuscrito y subraya la relevancia simbólica del episodio. Adán, con barba y manto, sostiene un rollo y se sitúa frente a los animales, dibujados sin color para indicar que aún carecen de nombre. La disposición es ordenada: en lo alto, las aves; en el centro, las bestias salvajes encabezadas por león y ciervo; y en la parte inferior, los animales domésticos. Entre ellos, un detalle curioso: un mono que come una manzana frente a Adán, anticipando de forma irónica la caída del hombre.

- Ciclo de aves singulares
En esta secuencia de tres miniaturas, el manuscrito agrupa a la cigüeña, el alción y la perdiz, aves que en el texto del bestiario alternan descripciones de sus hábitos con lecturas moralizantes. Cada imagen se inscribe en un formato cuidado, con marcos y composiciones que combinan la observación natural con el simbolismo cristiano.



- Cigüeña (folio 50r): Las migraciones, la lucha contra las serpientes y el afecto hacia sus crías forman el núcleo del relato sobre esta ave, heredado de San Isidoro. El valor ejemplar de su piedad filial se integró muy pronto en la iconografía medieval, donde aparece con frecuencia portando una presa en el pico. Aquí se la muestra con una rana, detalle que conecta con un motivo habitual en bestiarios ingleses y franceses, aunque el gesto se interpreta más como signo de vigilancia sobre el nido que como pura escena de caza.

- Alción (folio 50v): Esta ave acuática, a la que San Ambrosio atribuyó la capacidad de apaciguar tormentas y vientos, está ligada a una imagen de calma invernal. La leyenda cuenta que incuba en la orilla durante siete días, seguidos de otros siete de cría, periodo en el que el mar permanece sereno: de ahí la expresión “días del alción”. La miniatura aprovecha el formato circular del medallón para mostrar al ave enroscando su pico hacia la cola, un motivo ornamental de gran antigüedad que, al adaptarse a la forma del marco, convierte la figura en un elemento decorativo además de narrativo.

- Perdiz (folio 52v): El episodio representado corresponde al robo de huevos de otro nido, uno de los pasajes más vivaces del ciclo de aves. La escena, encerrada en una viñeta circular, llama la atención por su paleta y su trazo, distintos de la mayoría del códice. Esta singularidad técnica ha llevado a relacionarla con la miniatura de los cerdos marinos, lo que sugiere que ambas podrían proceder de la misma mano. Más allá de la anécdota naturalista, el gesto de la perdiz se asocia en la tradición moralizante con la apropiación ilícita y el engaño.

- Aves con simbolismo cristológico: Caradrio y Pelícano
En el bestiario, ciertas aves se convierten en símbolos directos de Cristo y su obra redentora. El caradrio y el pelícano, muy distintos en apariencia y conducta, comparten una lectura espiritual que los sitúa entre las figuras más intensamente moralizadas del repertorio.


- Caradrio (folio 59v): De plumaje totalmente blanco y asociado a entornos regios, esta ave posee, según la tradición, la capacidad de diagnosticar y curar enfermedades. Su comportamiento decide el destino del enfermo: si la dolencia es curable, lo mira de frente, absorbe el mal y lo disipa al volar hacia el sol; si no hay esperanza, aparta la vista. La blancura de sus plumas se interpreta como pureza sin mancha, y su poder sanador, como reflejo de Cristo que asume los pecados para redimirlos. En esta imagen, el ave se sitúa al pie de un paciente cuya recuperación parece asegurada. La ausencia de corona en el enfermo lo distingue de otras versiones, donde suele tratarse de un rey, y refuerza la idea de que el milagro no se restringe a los poderosos.

- Pelícano (folio 60v): Pocos animales alcanzaron en el arte medieval un simbolismo eucarístico tan reconocible como el pelícano. El relato cuenta que, tras ser atacado por sus crías ya crecidas, el ave las mata, pero al tercer día las devuelve a la vida hiriéndose el pecho y vertiendo su propia sangre sobre ellas. En clave moral, las crías representan a la humanidad que se aparta de Dios, mientras que el pelícano encarna a Cristo que se sacrifica para salvar. La miniatura condensa las tres fases, agresión, muerte y resurrección, en un único espacio narrativo, unificando momentos que en otros manuscritos aparecen separados. El resultado es una composición densa y elaborada, con una atención al detalle que acentúa la carga simbólica de la escena.

- Cerdos marinos
La sección del bestiario dedicada a la fauna acuática se abre con una criatura poco habitual en el repertorio iconográfico: los cerdos marinos, identificados en el texto como sollos o esturiones. Siguiendo a San Isidoro, se describe que estos peces buscan alimento removiendo el fango, imitando así la conducta de los cerdos terrestres, algo que se explica por la posición baja de su boca, cercana a la garganta.


La rareza de esta especie en la tradición visual, ausente, por ejemplo, en el bestiario Morgan, confiere especial interés a la miniatura de San Petersburgo. La imagen destaca por un dibujo de contornos finos y precisos, una gama cromática suave en tonos rosados, verdes y anaranjados, y una sensación de movimiento que rompe con la rigidez habitual de muchas otras ilustraciones del códice. Estas cualidades han llevado a vincular su ejecución con la misma mano responsable de algunas escenas del ciclo de la Creación y de la representación de la perdiz en el folio 52v, lo que refuerza la coherencia estilística entre pasajes distantes del manuscrito.
- Unicornio
Entre las criaturas fabulosas del bestiario, el unicornio ocupa un lugar privilegiado junto al dragón. Su leyenda, transmitida desde la Antigüedad, lo describe como un animal solitario, veloz y fuerte, que solo puede ser capturado mediante el recurso de una joven virgen. En el relato cristianizado, la doncella representa a María y el unicornio a Cristo: al acercarse a ella, el animal se tranquiliza, reposa en su regazo y se deja conducir al palacio real, imagen de la Encarnación.


En la miniatura de San Petersburgo, la escena se concentra en ese instante de sumisión y traición simultáneas. La joven, vestida con una túnica larga que cubre por completo su cuerpo, abraza al unicornio herido en un gesto de amparo. El animal, de gran tamaño y pezuñas hendidas, luce un cuerno curvado y una cabeza de silueta inusual; inclina parte de esta bajo el escote de la doncella, subrayando el vínculo entre ambos. Detrás, dos cazadores rompen la intimidad de la escena: uno descarga un hachazo, mientras el otro ya ha clavado su lanza. Aunque el planteamiento visual guarda afinidades con la versión del bestiario Morgan, aquí la composición parece más cerrada y dramática, intensificando la tensión entre el acto de confianza y el momento de violencia.
- León y Grifo
El bestiario concede un lugar destacado a dos figuras que condensan poder y fuerza, aunque con naturalezas distintas: el león, rey de las fieras, y el grifo, híbrido de león y águila. Ambas criaturas han recibido lecturas simbólicas contrapuestas, pudiendo representar tanto a Cristo como a su antagonista, y encarnan virtudes y amenazas según el contexto narrativo.


- León (folio 9r): Tradicionalmente abre los bestiarios, siguiendo la autoridad del Fisiólogo y de San Isidoro. Este manuscrito entrelaza una cita de los Proverbios con fragmentos de las Etimologías, incluyendo referencias al leontófono, su enemigo natural. La escena elegida muestra a las crías del león, que nacen muertas y son reanimadas por el aliento del padre al tercer día, clara alusión a la resurrección de Cristo. A diferencia de otras versiones, aquí las crías ya aparecen vivas, detalle que matiza la narración y podría interpretarse como una condensación visual del milagro más que como su representación literal.

- Grifo (folio 37v): Con cuerpo y patas de león y cabeza y alas de águila, el grifo es un símbolo de fuerza combinada. El texto, siguiendo a San Isidoro, lo describe como enemigo de los caballos y capaz de despedazar hombres, atributos que refuerzan su imagen de guardián implacable. En la miniatura, se lo ve de perfil sobre un fondo dorado, sujetando un jabalí con las garras. El trazo firme y elegante subraya la tensión entre su parte terrestre y su parte aérea, acentuando esa doble naturaleza que en la interpretación moral puede remitir tanto al mal como al bien supremo.

- Sirenas
La figura de la sirena hunde sus raíces en la mitología clásica: en la Odisea, eran seres con torso de mujer y extremidades inferiores de ave, cuyo canto irresistible atraía a los marineros hacia la perdición. Con el tiempo, y a partir de la difusión del Liber monstruorum en los siglos VII y VIII, se popularizó una versión con cola de pez, que acabaría imponiéndose en la iconografía medieval desde el siglo XII.
En el Fisiólogo, las sirenas aparecen junto a los onocentauros como habitantes simbólicos de Babilonia tras su ruina, según algunas lecturas del libro de Isaías. La moralización las identifica con la hipocresía: criaturas que muestran un exterior seductor y virtuoso, pero cuyo interior es pecaminoso. El texto del bestiario combina esta interpretación con la descripción de San Isidoro, que las define como un híbrido triple: mujer, ave y pez.


La miniatura del manuscrito de San Petersburgo presenta tres sirenas de torso femenino y cabello rubio, con pechos planos y caídos, detalle que coincide con la caracterización física mencionada por Alberto Magno. Su mitad inferior combina alas y patas de ave con largas colas de pez, uniendo así las dos tradiciones iconográficas. La figura de la izquierda porta una siringa, aludiendo a la faceta musical heredada del mito clásico, mientras que las otras dos sostienen peces en las manos. Aunque el planteamiento se asemeja al del bestiario Morgan, aquí la composición subraya la variedad morfológica de las figuras y su doble condición seductora y letal.
- Dragón
Descrito en las Etimologías de San Isidoro como el mayor de todos los animales, el dragón combina el vuelo con una formidable fuerza física. Porta una cresta y una larga cola que emplea para inmovilizar a sus presas, a las que no mata con veneno, sino por asfixia. Su poder es tal que, según la tradición, puede abatir incluso a un elefante enroscándose en sus patas hasta derribarlo.
En el imaginario medieval, el dragón aparece en contextos variados: combates de santos como San Jorge, guardianes de las puertas del infierno o representaciones del propio Satanás. En el bestiario, sin embargo, su iconografía más extendida es la del enfrentamiento con un elefante, que subraya su fuerza y peligrosidad.


La miniatura de San Petersburgo recoge este episodio con fidelidad, pero con matices propios. La criatura adopta rasgos más próximos a los de un ave alada, con orejas puntiagudas y cuerpo alargado. Envuelve con su cola las patas del elefante y, al mismo tiempo, lo muerde, acentuando el dramatismo del momento. Aunque la composición recuerda a la del bestiario Morgan, aquí el trazo y la disposición aportan una mayor sensación de tensión y de inminente derrota del animal de mayor tamaño.
- Fénix
Figura emblemática de la Antigüedad, el fénix encarna la idea de resurrección e inmortalidad. Autores como Heródoto, Plinio, Eliano o Solino lo describieron como un ave única que, llegada su vejez, se regenera mediante un acto ritual. El bestiario combina dos versiones: la próxima a San Isidoro, donde vive más de quinientos años y al final de su vida construye una pira de ramas para inmolarse y renacer de las cenizas; y la de San Ambrosio y el Fisiólogo, según la cual, cada quinientos años, viaja desde la India hasta el Líbano, se impregna de aromas y se consume sobre un altar en Heliópolis, resurgiendo al tercer día antes de regresar a su origen. Esta última versión, con el renacer al tercer día, refuerza la lectura cristológica que lo identifica con Cristo.



En los bestiarios, el episodio suele representarse en dos momentos separados: el ave reuniendo ramas para su pira y el instante de la combustión. El manuscrito de San Petersburgo mantiene esta secuencia, en un planteamiento similar al del Corpus Christi College y al bestiario Morgan. El fénix, de plumaje multicolor y contornos poco definidos, aparece con una gama cromática que subraya el contraste entre la calma de la preparación y la intensidad de las llamas que lo consumen.
- Ciclo de animales exóticos y fantásticos: Mantícora y Basilisco
Entre las criaturas más extrañas y temidas del bestiario se encuentran la mantícora y el basilisco, ambas procedentes de un imaginario que mezcla tradición clásica, observación deformada y simbolismo moralizante.


- Mantícora (folio 39v): La descripción de este animal, transmitida por Ctesias, Aristóteles y Plinio, llega al bestiario a través de Solino. Se le atribuye cuerpo de león, cabeza humana barbada, tres hileras de dientes en cada mandíbula, ojos rojos y cola de escorpión. Se alimenta de carne humana, es extremadamente veloz y su voz se describe como aguda y penetrante. La miniatura lo presenta de perfil, con la cabeza girada hacia atrás y la cola curvada en paralelo, diseño que recuerda al del bestiario Bodley 764. El gorro frigio que porta alude a su supuesto origen oriental. A diferencia de otras representaciones, aquí se omiten las hileras de dientes y los restos humanos, suavizando la crudeza del motivo.

- Basilisco (folio 80r): Conocido como “rey de las serpientes” en las Etimologías de San Isidoro, el basilisco puede matar a otras serpientes con solo su olor y destruir hombres y aves con la mirada. Su único enemigo natural es la comadreja, y la leyenda afirma que nace de un huevo de gallina. En el manuscrito, la imagen sigue la tipología heredada de la Antigüedad: cuerpo de serpiente y cabeza de gallo, con cresta y espolones bien definidos. Esta fusión de rasgos subraya su carácter híbrido y letal, al tiempo que lo conecta con un simbolismo de poder y destrucción que atraviesa toda la tradición medieval.

7. El facsímil de AyN
La edición facsimilar del Bestiario de San Petersburgo, realizada por AyN Ediciones y producida por PIAF, SL (Productora Internacional de Arte y Facsímil, SL), fue uno de los proyectos más destacados de AyN Ediciones, concebida para reproducir con la máxima fidelidad el original conservado en la Biblioteca Nacional de Rusia. Este trabajo combinó la experiencia técnica y artística de la editorial con la colaboración de instituciones y especialistas, asegurando una reproducción que preserva tanto la integridad visual como el contexto histórico de la obra
7.1. La editorial AyN: historia y filosofía
AyN Ediciones, cuyo nombre proviene de “Arte y Naturaleza”, se fundó en España en 2001 como filial de la empresa homónima dedicada a la obra gráfica y al arte contemporáneo. Desde sus inicios, orientó su actividad a la edición de libros de arte y facsímiles de manuscritos históricos, con una misión centrada en difundir la cultura en todas sus manifestaciones.

Su filosofía se basó en la excelencia técnica y en el respeto por los originales. Para ello, trabajaba en estrecha colaboración con bibliotecas y museos de prestigio, obteniendo reproducciones autorizadas y acompañando cada facsímil con estudios elaborados por expertos. Las ediciones se realizaban en tiradas limitadas, numeradas y certificadas, con encuadernaciones artesanales y materiales de alta calidad.
Tras cesar su actividad, su fondo editorial fue adquirido PIAF, SL (ahora con el sello editorial Incipit Manuscript Ediciones), que actualmente gestiona la distribución y comercialización de sus obras.

7.2. Obras representativas del catálogo
Entre los facsímiles más relevantes publicados por AyN Ediciones, con la manufactura y producción realizadas por PIAF, SL, se encuentran el Códice de la Guerra de Troya (siglo XIV), el Apocalipsis Yates Thompson (siglo XIV), el Salterio de Chludov (siglo IX) y las Horas de Rohan (siglo XV). También editó obras como el Lazarillo de Tormes de 1554, mapas históricos como el Atlas de Diogo Homem y el Portulano de Mateo Prunes, y manuscritos procedentes de bibliotecas de Rusia, Italia y Reino Unido.
Estas publicaciones muestran la diversidad geográfica y temática de su catálogo, así como su compromiso con la reproducción fiel de piezas de gran valor histórico y artístico.
7.3. Edición facsimilar del Bestiario






• Colaboración institucional
La edición facsimilar fue posible gracias a un acuerdo con la Biblioteca Nacional de Rusia, custodio del manuscrito original. Esta colaboración permitió acceder al códice para su reproducción bajo estrictas condiciones de conservación, asegurando que la manipulación necesaria para la toma de imágenes no comprometiera su integridad. El trabajo se desarrolló con supervisión especializada, garantizando que cada paso cumpliera con los estándares exigidos para la preservación de una obra de este valor.
• Proceso de edición del facsímil
El proyecto comenzó con la fotografía individual de cada folio, realizada en alta resolución para capturar con exactitud los matices cromáticos, las texturas y las particularidades físicas del pergamino. Este procedimiento incluyó la reproducción de detalles como irregularidades de superficie, manchas o señales de uso, para ofrecer una réplica visual lo más fiel posible al original.
La impresión se llevó a cabo con sistemas de alta precisión que aseguraron la reproducción exacta de colores, trazos y detalles gráficos, respetando las variaciones naturales del manuscrito. La encuadernación, ejecutada de forma artesanal, se inspiró en técnicas históricas y empleó materiales de gran calidad, manteniendo las proporciones, el formato y el aspecto general del códice original. El objetivo fue proporcionar al lector una experiencia física y visual muy próxima a la que ofrece el manuscrito auténtico.
• El volumen de estudios
Junto al facsímil se editó un volumen de estudios concebido como complemento inseparable, en el que se aborda la obra desde diferentes enfoques. Olga Bleskina aportó un análisis histórico y codicológico del manuscrito; Javier Docampo examinó el contexto cultural y artístico de la obra y su relación con otros bestiarios; y Gregorio Solera describió con detalle los aspectos técnicos implicados en la reproducción y encuadernación. El resultado es un conjunto que combina la reproducción facsimilar con una base académica sólida, ofreciendo una visión integral que abarca desde la creación medieval del manuscrito hasta el proceso de su edición moderna.
7.4. Dónde adquirir este facsímil
Si quieres más información sobre este facsímil o estás interesado en adquirirlo, puedes hacerlo directamente a través del siguiente formulario de contacto de Incipit Manuscript.
Usando el código CODICES20 obtendrás un 20 % de descuento sobre el valor total del facsímil.
De esta manera también estarás apoyando el proyecto de Códices y Beatos.
8. Curiosidades del manuscrito
El Bestiario de San Petersburgo no solo destaca por su valor artístico y documental, sino también por una serie de detalles singulares que enriquecen su lectura y lo diferencian de otros manuscritos del mismo género. Estos elementos van desde la inclusión de criaturas inusuales hasta recursos visuales que aportan dinamismo y matices simbólicos a las escenas.
8.1. Bestias extraordinarias y licencias medievales
El Bestiario de San Petersburgo presenta una notable variedad de criaturas, tanto reales como fantásticas, pero algunas de ellas destacan por su rareza o por el tratamiento particular que reciben. Entre los ejemplos más singulares figuran los cerdos marinos, representados como animales porcinos adaptados a un medio acuático y acompañados por pescadores, o el caradrio, ave mítica con cualidades curativas, que se plasma en una escena de clara lectura cristológica.




El manuscrito refleja también la libertad creativa de sus iluminadores. En varias miniaturas se observa cómo la composición se aparta del canon habitual, ya sea en la elección de colores poco comunes para ciertas especies, en la exageración de rasgos anatómicos o en la introducción de elementos narrativos que no siempre aparecen en otros bestiarios. Estas licencias no rompen la coherencia general de la obra, sino que la dotan de personalidad propia dentro de la tradición del género.
8.2. Detalles iconográficos llamativos
Algunas ilustraciones muestran un uso poco convencional del espacio pictórico, con figuras que desbordan los marcos o se colocan de forma que sugieren movimiento más allá de los límites de la imagen. Esto se aprecia, por ejemplo, en criaturas aladas como el grifo o el basilisco, cuyas alas se extienden para ocupar más espacio del habitual, o en escenas dinámicas como la caza del unicornio.




El color también juega un papel destacado en estos efectos: tonalidades intensas y contrastes marcados se emplean no solo para realzar la belleza de la ilustración, sino también para reforzar el mensaje moral o simbólico. En algunos casos, el color no sigue una pauta naturalista, lo que subraya la intención alegórica del conjunto.
8.3. Errores, correcciones y particularidades de ejecución
El examen del manuscrito revela intervenciones que podrían interpretarse como correcciones o cambios de idea durante el trabajo. Estas modificaciones pueden deberse tanto al copista como a los iluminadores y, lejos de considerarse defectos, aportan información valiosa sobre el proceso de producción. También hay diferencias notables entre manos, visibles en la manera de trazar contornos o aplicar los pigmentos, que contribuyen a la diversidad interna del manuscrito.
8.4. Recursos narrativos visuales
En ciertas miniaturas, el iluminador emplea una estructura narrativa múltiple dentro de un mismo espacio pictórico. Esto permite mostrar varias fases de una historia sin recurrir a la división en escenas separadas. Ejemplos claros son la ilustración del unicornio, que combina el momento en que la doncella lo atrae con el episodio de su muerte, o el ciclo de la creación, donde distintos actos divinos se agrupan en una secuencia coherente. Estos recursos no solo enriquecen la experiencia visual, sino que refuerzan la dimensión pedagógica del bestiario.
9. Legado e importancia cultural
El Bestiario de San Petersburgo es hoy considerado una obra de referencia tanto para el estudio del arte y la literatura medievales como para la comprensión de la mentalidad simbólica de la época. Su valor no se limita a su rareza o belleza, sino que reside también en el testimonio que ofrece sobre cómo se concebía la naturaleza y su relación con lo divino en el siglo XII.
9.1. Valor documental e histórico
El Bestiario de San Petersburgo es un testimonio excepcional de la mentalidad, el conocimiento natural y la simbología cristiana de finales del siglo XII. No solo transmite información sobre la fauna real y fabulosa tal como se concebía en la época, sino que también refleja el pensamiento moral y teológico medieval, donde cada animal era portador de un mensaje edificante. Su cuidadosa ejecución artística y la preservación casi íntegra de sus miniaturas lo convierten en una fuente de primer orden para el estudio de la cultura visual y literaria de su tiempo.
9.2. Influencia en la tradición bestiaria
El manuscrito se integra en la tradición textual conocida como familia “Morgan”, vinculada a otros bestiarios ingleses de la misma época. Comparte con ellos estructuras narrativas, repertorios iconográficos y vínculos con el Physiologus, pero introduce matices propios tanto en la secuencia de los animales como en su representación. Estas particularidades han permitido a los investigadores matizar la evolución interna del género, así como reconocer la actividad de talleres concretos en Inglaterra durante el periodo.
9.3. Relevancia simbólica y artística
La riqueza iconográfica del manuscrito aporta elementos originales al arte románico anglonormando, especialmente en la representación de criaturas híbridas y escenas narrativas integradas. Su paleta cromática, el uso selectivo del oro y la atención al detalle en los fondos y marcos lo sitúan entre las obras más refinadas de su clase. El equilibrio entre texto e imagen, así como la eficacia pedagógica de sus composiciones, confirman su importancia como herramienta de enseñanza moral y religiosa en la Edad Media.
9.4. Influencia en reproducciones y exposiciones actuales
En la actualidad, el manuscrito ha sido protagonista de proyectos editoriales y facsimilares que han permitido su difusión a nivel internacional. También ha participado en exposiciones temáticas dedicadas a los bestiarios o al arte románico, donde se ha mostrado junto a otros ejemplares de gran relevancia.
Su iconografía ha servido de referencia en publicaciones divulgativas, material educativo y producciones culturales que buscan acercar al gran público la riqueza visual y simbólica de la Edad Media. Gracias a estas iniciativas, el Bestiario de San Petersburgo ha trascendido el ámbito académico, convirtiéndose en un referente cultural que sigue inspirando a investigadores, artistas y amantes del patrimonio medieval.
10. Bibliografía y Fuentes
El presente archivo se ha elaborado a partir de fuentes directas relacionadas con la edición facsimilar del Bestiario de San Petersburgo. Estas fuentes han permitido abordar el manuscrito desde una perspectiva histórica, artística y simbólica, así como desde el análisis técnico de su reproducción editorial. A continuación, se detallan los materiales empleados, agrupados según su procedencia.
• Facsímil del Bestiario de San Petersburgo. AyN Ediciones.
La edición facsimilar, publicada por AyN Ediciones en colaboración con la Biblioteca Nacional de Rusia, ha constituido una fuente fundamental para este trabajo. La calidad de la reproducción ha permitido examinar con detalle el diseño del manuscrito, la disposición de las miniaturas, la estructura textual y la relación entre texto e imagen.
El facsímil ofrece una observación minuciosa de elementos clave del códice original, como el uso del color, el tratamiento de los fondos, las proporciones entre las escenas y la inclusión de detalles iconográficos singulares. También reproduce fielmente el formato, las proporciones y las posibles irregularidades del pergamino, lo que lo convierte en un recurso indispensable para un análisis detallado del manuscrito.
• Libro de estudios del Bestiario de San Petersburgo. AyN Ediciones.
El volumen de estudios que acompaña al facsímil constituye la base interpretativa de este archivo. Reúne las investigaciones de tres especialistas: Olga Bleskina (análisis histórico y codicológico), Javier Docampo (contexto cultural y artístico) y Gregorio Solera (aspectos técnicos de la reproducción y encuadernación).
Su contenido ha permitido contextualizar la producción del manuscrito, comprender su lugar dentro de la tradición de los bestiarios medievales, interpretar su iconografía y conocer los detalles técnicos de su reproducción moderna. Este volumen ha sido esencial para estructurar la información y dotar al presente trabajo de una base académica sólida y multidisciplinar.
• Información institucional y técnica de AyN Ediciones.
Además del facsímil y el libro de estudios, se ha consultado la documentación técnica y divulgativa de AyN Ediciones. Esta información, relativa al proceso de reproducción, a la encuadernación artesanal, a los criterios de fidelidad al original y a la colaboración institucional con la Biblioteca Nacional de Rusia, ha permitido contextualizar la producción de esta edición facsimilar dentro del ámbito de la bibliofilia contemporánea.
Estos datos han resultado especialmente útiles para el análisis del apartado editorial y para explicar el valor añadido que aporta la edición facsimilar como medio de acceso al manuscrito original, tanto en términos visuales como materiales.
11. Consideraciones Finales
El Bestiario de San Petersburgo es una obra que sintetiza la esencia de los bestiarios medievales: un equilibrio entre texto e imagen, entre conocimiento natural y enseñanza moral, entre arte y devoción. Producido en Inglaterra a finales del siglo XII, refleja el alto nivel técnico y creativo de los talleres anglonormandos, así como la función pedagógica y espiritual que este tipo de manuscritos desempeñaba en su tiempo.
Su valor reside no solo en la belleza de sus miniaturas, sino también en la riqueza de sus fuentes textuales y en la coherencia de su estructura. A través de su repertorio de animales reales y fantásticos, ofrece una ventana a la mentalidad medieval, en la que la naturaleza era entendida como reflejo del orden divino y medio para transmitir verdades morales.
La trayectoria del manuscrito, desde su creación hasta su custodia actual en la Biblioteca Nacional de Rusia, añade un interés histórico que se ve reforzado por su inclusión en la colección Dubrovsky y por el trabajo de conservación que ha permitido su preservación.
La edición facsimilar de AyN Ediciones ha sido clave para ampliar su conocimiento y difusión, ofreciendo una reproducción fiel acompañada de un estudio exhaustivo que facilita el acceso a investigadores y amantes del patrimonio.
En conjunto, el Bestiario de San Petersburgo no solo es una pieza destacada de la tradición bestiaria, sino también un testimonio cultural de alcance universal, capaz de inspirar tanto a especialistas como a un público más amplio interesado en el arte, la literatura y la simbología medieval.


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