El Códice de Trajes, elaborado hacia 1546 en el entorno germánico del Imperio de Carlos V, es uno de los manuscritos ilustrados más fascinantes del Renacimiento europeo. Con más de un centenar de figuras coloreadas a mano, representa una extraordinaria galería de indumentarias procedentes de Europa, el norte de África y América, reflejando la diversidad social, cultural y geográfica de la época. Más que un simple catálogo de modas, este códice anónimo es un testimonio gráfico único sobre la forma en que el vestir comunicaba identidad, estatus y pertenencia.

A través de escenas cuidadosamente compuestas y detalles minuciosos, el manuscrito despliega una visión viva del siglo XVI, donde lo cotidiano y lo ceremonial, lo local y lo exótico, se funden en una narración visual de gran riqueza.

Este recorrido examina su historia, sus características materiales, su valor artístico y documental, así como la excepcional edición facsimilar realizada por PIAF (conocida a día de hoy como Incipit Manuscript). Una mirada completa a una obra que sigue fascinando casi cinco siglos después de su creación.


📽️ Video: Un recorrido visual por el Códice de Trajes

Descubre este fascinante manuscrito renacentista que recopila representaciones de trajes y figuras de distintas regiones, épocas y culturas. En este vídeo del canal de YouTube, Códices y Beatos, te ofrecemos un vistazo visual a sus ilustraciones, su estructura y el contexto histórico en el que fue creado.
Si deseas profundizar más, justo después encontrarás todo el contenido completo sobre esta singular obra llena de color y detalle.


Índice de Contenido

  1. Introducción General
    1. ¿Qué es el Códice de Trajes?
    2. Relevancia como fuente para el estudio de la moda, el arte y la etnografía
    3. Relación con otros libros de trajes
  2. Historia y Procedencia del Manuscrito
    1. Contexto histórico y artístico: los repertorios de vestimenta en el Renacimiento europeo
    2. Lugar y fecha de elaboración
    3. Propietarios conocidos y trayectoria del manuscrito
  3. Autoría e Influencias Artísticas
    1. Hipótesis sobre el autor y su entorno de creación
    2. Influencias estilísticas y comparativas
  4. Descripción Material del Manuscrito
    1. Formato, materiales y encuadernación
    2. Técnica artística y conservación
    3. Estructura física y paginación
  5. Contenido del Manuscrito
    1. Organización general del códice
    2. Tipologías sociales y diversidad representada
    3. Hechos históricos representados
    4. Lista y resumen del contenido por folios
  6. Análisis Artístico de las Ilustraciones
    1. Estilo artístico y recursos técnicos
    2. Iconografía y simbolismo
    3. Comparativa visual con otros repertorios
    4. Imágenes destacadas: análisis visual y simbólico
  7. El Facsímil de Piaf
    1. Historia editorial: de Piaf a Incipit Manuscript
    2. Proceso de elaboración del facsímil
    3. Características de la edición
    4. Dónde adquirir este facsímil
  8. Curiosidades y Particularidades
    1. Epígrafes erróneos, traducciones marginales y anotaciones
    2. Vestimentas inusuales o extravagantes
    3. Menciones destacadas y recepción histórica
  9. Importancia, Legado e Impacto
    1. Valor para la historia de la moda y la ilustración
    2. Usos posteriores e influencia en la cultura visual
  10. Bibliografía y fuentes
  11. Consideraciones Finales

1. Introducción General

El Códice de Trajes es una obra singular dentro del patrimonio bibliográfico europeo. Se trata de un manuscrito ilustrado del siglo XVI que ha llegado hasta nosotros casi completo y con un nivel de conservación excepcional. Su valor reside tanto en su rareza como en la riqueza visual y documental que ofrece: a través de más de un centenar de ilustraciones coloreadas a mano, el códice despliega una galería de figuras vestidas con atuendos de distintos países, regiones y grupos sociales del Renacimiento.

A diferencia de otras obras contemporáneas que también recogen vestimentas, el Códice de Trajes destaca por centrarse exclusivamente en la indumentaria y por presentar las figuras en composiciones escénicas que, sin renunciar al detalle artístico, priorizan el carácter de catálogo visual. Su recorrido geográfico es amplio, abarcando desde la península ibérica hasta territorios del norte de África, pasando por Europa central, las islas británicas e incluso representaciones de indígenas americanos. Esta diversidad lo convierte en una fuente imprescindible para quienes se interesan por el arte, la historia del vestir, la etnografía y la cultura visual del siglo XVI.

Imagen del facsímil del Códice de Trajes: Folios 61v-62r, Tres jinetes turcos (61v) y Tres jinetes tártaros (62r), Editorial PIAF
Imagen del facsímil del Códice de Trajes: Folios 61v-62r, Tres jinetes turcos (61v) y Tres jinetes tártaros (62r), Editorial PIAF

El manuscrito permaneció en el ámbito privado hasta fechas recientes, cuando fue adquirido por la Biblioteca Nacional de España. Desde entonces ha despertado el interés de investigadores y especialistas que han reconocido su valor como testimonio gráfico y etnográfico de su tiempo. En este archivo de información se presenta un estudio estructurado del códice, abordando sus aspectos históricos, materiales, iconográficos y artísticos, así como el proceso de elaboración de su edición facsimilar. También se incluyen curiosidades que permiten apreciar su riqueza más allá de lo estrictamente académico.

1.1. ¿Qué es el Códice de Trajes?

El Códice de Trajes es un manuscrito ilustrado elaborado en la región de Augsburgo o Núremberg hacia mediados del siglo XVI. Su contenido, compuesto por 64 folios con 125 ilustraciones, representa una amplia muestra de tipos humanos vestidos según su lugar de origen, su estatus social, su oficio o su edad. Las figuras están coloreadas a la aguada sobre papel verjurado y perfiladas a plumilla, con ocasionales detalles en oro. Carece de portada y de texto explicativo, salvo por breves epígrafes en alemán —muchos de ellos escritos con errores— que identifican el origen o la categoría social de los retratados.

Se desconoce el nombre del autor, y todo parece indicar que no se trata de una obra de encargo suntuoso, sino de un repertorio de modelos destinado a un taller artístico o a un creador vinculado al mundo del grabado o la pintura. Esto explicaría su estructura más cercana al cuaderno de trabajo que al libro de lujo, así como ciertas irregularidades en la ejecución. Aun así, el resultado visual es sorprendente por su vivacidad y su capacidad de captar los detalles del vestir y los complementos de cada figura.

Por su estilo y características técnicas, el códice se inscribe dentro de los llamados libros de trajes o Trachtenbuchs, una tipología que floreció en el Renacimiento como expresión del interés por la diversidad cultural, el exotismo y el orden social a través de la indumentaria.

1.2. Relevancia como fuente para el estudio de la moda, el arte y la etnografía

El valor del Códice de Trajes va mucho más allá de lo estético. En él se encuentra una fuente visual de primer orden para conocer cómo se representaban los pueblos y las personas en función de su ropa, y cómo esa representación servía también para categorizar y clasificar la realidad. Las imágenes no solo muestran qué se vestía en determinadas regiones, sino que también revelan diferencias por clase social, edad, género, estado civil o profesión. En este sentido, el códice funciona como una especie de inventario gráfico de la diversidad humana del siglo XVI.

Además de ser una herramienta valiosa para la historia de la moda, también lo es para el estudio de la cultura visual renacentista. El manuscrito refleja la mirada del artista europeo sobre el mundo, donde lo local y lo extranjero conviven, y donde la apariencia externa tiene un fuerte componente simbólico y cultural. El exotismo, la elegancia, la religiosidad, el poder o la marginalidad están codificados en la manera de vestir, y el códice recoge esa codificación con atención al detalle.

Desde el punto de vista etnográfico, su interés es evidente: ofrece una representación sistemática —aunque no exenta de idealización— de distintos pueblos del mundo conocido y de sus costumbres vestimentarias, en un momento histórico donde la moda comenzaba a definirse como un fenómeno social con identidad propia.

1.3. Relación con otros libros de trajes

El Códice de Trajes forma parte de una tradición más amplia de libros de indumentaria que tuvo un gran auge en Europa entre los siglos XVI y XVII. Dentro de esta categoría destacan autores como Christoph Weiditz, Lucas de Heere, Cesare Vecellio o Jost Amman, cuyas obras combinaron el interés documental con un afán artístico. Algunos de ellos publicaron repertorios impresos, otros trabajaron directamente en manuscritos ilustrados, pero todos compartieron el propósito de representar la diversidad del vestir humano según criterios geográficos y sociales.

Aunque el Códice de Trajes es anónimo, presenta similitudes visuales y compositivas con obras como el Das Trachtenbuch de Christoph Weiditz, lo que sugiere una posible influencia o familiaridad con este tipo de repertorios, aunque no pueda establecerse una relación directa. Sin embargo, el manuscrito de la BNE muestra un tratamiento más ligero y colorido, con una disposición más dinámica de los personajes, y una intención claramente centrada en la moda como fenómeno visual.

En comparación con los repertorios posteriores, el códice destaca por su frescura y por el equilibrio entre observación realista y estética idealizada. No es un tratado, ni una crónica, ni un documento etnográfico en sentido estricto, pero bebe de todos esos géneros y ofrece una síntesis visual de gran riqueza e interés.


2. Historia y Procedencia del Manuscrito

El Códice de Trajes es una obra de origen germánico creada hacia mediados del siglo XVI, probablemente entre los años 1546 y 1547. Desde su elaboración hasta su llegada a la Biblioteca Nacional de España, ha recorrido un largo y complejo camino, que se ha podido reconstruir parcialmente gracias a pistas materiales, anotaciones manuscritas y estudios genealógicos. Aunque muchas etapas de su historia siguen siendo inciertas, se han identificado algunos momentos clave y propietarios relevantes que permiten trazar una trayectoria aproximada de la obra.

Representación de una escena en un taller renacentista
Representación de una escena en un taller renacentista

En su conjunto, el manuscrito es un reflejo de las inquietudes culturales de su época. En él confluyen el interés por la clasificación del mundo, la fascinación por lo exótico y la voluntad de representar la diversidad humana a través del vestido. Su periplo histórico y su rescate por parte de instituciones culturales españolas lo convierten, además, en un ejemplo notable del valor que estos documentos adquieren con el tiempo, tanto por su contenido como por su supervivencia física.

2.1. Contexto histórico y artístico: los repertorios de vestimenta en el Renacimiento europeo

Durante el siglo XVI, Europa vivió un auge de publicaciones que mostraban la indumentaria de distintos pueblos y clases sociales. Este interés no surgió de manera aislada, sino como parte de un fenómeno más amplio ligado al Renacimiento: la curiosidad por conocer, clasificar y representar el mundo en toda su diversidad. Los libros de trajes, conocidos en el ámbito germánico como Trachtenbuchs, formaban parte de este movimiento de codificación visual que incluía también mapas, atlas y otras formas de saber gráfico.

Mapa de Europa del Siglo XVI de Abraham Ortelius
Mapa de Europa del Siglo XVI de Abraham Ortelius

A través de estos repertorios se pretendía no solo documentar cómo se vestía en diferentes lugares, sino también establecer una especie de sistema visual que permitiera identificar el origen, el rango o la profesión de cada persona solo con observar su atuendo. La moda se convertía así en un código de lectura social y cultural. Este tipo de obras, que mezclaban elementos artísticos, etnográficos y simbólicos, reflejan la mentalidad clasificadora del periodo y su obsesión por representar el orden del mundo.

Ciudades como Núremberg, Augsburgo, Venecia o Amberes se convirtieron en centros de producción de estos libros, y sus autores, en muchos casos anónimos, desarrollaron una estética reconocible basada en la repetición de modelos, el uso de colorido vivo y la representación frontal o de perfil de los personajes. El Códice de Trajes se inserta en este contexto, aunque destaca por su formato manuscrito, su aparente función como cuaderno de taller y su estilo fresco y algo más espontáneo que los repertorios impresos.

2.2. Lugar y fecha de elaboración

Aunque no se dispone de una fecha exacta, el manuscrito ha sido datado de manera aproximada, con un alto grado de fiabilidad, gracias al análisis de las filigranas del papel, una técnica habitual en estudios codicológicos. Las marcas de agua localizadas pertenecen a una papelera de Augsburgo, y permiten establecer que el papel fue fabricado entre 1546 y 1547. A esto se suman características estilísticas propias de los talleres de Augsburgo y Núremberg, dos importantes focos artísticos del Imperio de Carlos V, conocidos por su producción gráfica y editorial.

Las influencias flamencas también están presentes en el códice, tanto por el tratamiento del color como por algunos elementos de la composición. Esto sugiere que el autor —o el taller responsable de su creación— pudo estar familiarizado con obras producidas en los Países Bajos, o bien que se tratara de una obra destinada a circular por territorios del imperio donde esas influencias eran habituales.

En cuanto a la función original del manuscrito, parece tratarse de un repertorio de modelos pensado para uso interno, más que de una obra de representación destinada al lujo o al coleccionismo. Esto se deduce tanto por la estructura del códice como por el hecho de que algunas ilustraciones presentan indicaciones manuscritas para el color o pequeñas irregularidades propias de un cuaderno de trabajo.

2.3. Propietarios conocidos y trayectoria del manuscrito

Tras su elaboración en el siglo XVI, el Códice de Trajes pasó por diversas manos, aunque la mayor parte de su trayectoria permanece en la oscuridad. La primera prueba documentada de su presencia en España data del siglo XVIII, gracias a una anotación manuscrita en la última página ilustrada, escrita en español. Este detalle, unido a otras marcas de propiedad, sugiere que el manuscrito había llegado ya entonces al entorno hispano.

Uno de sus primeros propietarios identificables fue el conde de Saceda, título concedido por Felipe V a Francisco de Goyeneche en 1743. En la contratapa del códice figura su nombre junto a otras anotaciones posteriores que indican reencuadernaciones y transferencias. Sin embargo, no hay pruebas de que el manuscrito formara parte de inventarios formales de la familia Goyeneche, lo que hace pensar que su importancia no fue reconocida plenamente en aquel momento.

Fotografía del Palacio de Goyeneche. Nuevo-Baztán, Madrid
Fotografía del Palacio de Goyeneche. Nuevo-Baztán, Madrid

En el siglo XIX aparece otra figura ligada al códice: doña Micaela Regalado, cuyo nombre y dirección figuran en una nota manuscrita. Aunque se desconoce con certeza su papel como propietaria, hay indicios que apuntan a una posible conexión familiar o a su vinculación con círculos cultos o burgueses de la época. Curiosamente, esta mujer falleció en un accidente de tren muy comentado en la prensa madrileña, y su domicilio coincidía con el punto de suscripción de un conocido periódico carlista, lo que ha permitido reconstruir parte de su historia.

Hacia finales del siglo XIX o principios del XX, el códice entró en posesión de la familia Madrazo, una influyente estirpe de artistas, pintores y académicos. A través de ellos, el manuscrito fue conservado durante varias generaciones, hasta llegar a María Teresa de Madrazo y Madrazo, casada con Mario Daza de Campos. Esta línea familiar es la que dio lugar a la denominación alternativa del códice como Códice Madrazo-Daza, nombre con el que fue mencionado por la historiadora Carmen Bernis en sus investigaciones sobre la indumentaria en tiempos de Carlos V.

La familia Madrazo en el patio del Cuarto Dorado de La Alhambra de Granada Fotógrafo: Charles Mauzaisse Copyright: ©Museo Nacional del Prado
La familia Madrazo en el patio del Cuarto Dorado de La Alhambra de Granada Fotógrafo: Charles Mauzaisse Copyright: ©Museo Nacional del Prado

Durante décadas, el manuscrito permaneció en el ámbito privado. En 2010, fue adquirido por el Ministerio de Cultura para la Biblioteca Nacional de España, tras ser evaluado por la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español. Desde entonces, forma parte del Departamento de Manuscritos, Incunables y Raros, y ha sido digitalizado, estudiado y expuesto al público como una pieza destacada del patrimonio bibliográfico nacional.

Entrada principal de la Biblioteca Nacional de España (BNE) en Madrid

3. Autoría e Influencias Artísticas

Uno de los grandes misterios que rodean al Códice de Trajes es la identidad de su autor. A diferencia de otras obras renacentistas en las que el artista deja su firma o existen registros documentales, este manuscrito ha llegado hasta nosotros sin ninguna referencia directa a su creador. Sin embargo, el estudio de sus características formales, su estructura y su estilo permite plantear algunas hipótesis razonables sobre quién pudo realizarlo, en qué entorno trabajaba y qué modelos artísticos influyeron en su elaboración.

La autoría del códice no se limita a una cuestión de nombre, sino que abre la puerta a entender cómo se producía este tipo de material gráfico en el siglo XVI: si era fruto de una creación individual o colectiva, si se hacía por encargo o como material de taller, y cómo dialogaba con otras obras similares. Aunque las respuestas no son definitivas, el análisis comparativo y técnico permite construir un contexto plausible.

3.1. Hipótesis sobre el autor y su entorno de creación

Diversos indicios formales y técnicos permiten plantear la hipótesis de que el Códice de Trajes pudo haberse realizado en el seno de un taller artístico o artesanal, probablemente en una ciudad como Augsburgo o Núremberg, centros destacados del Imperio de Carlos V donde florecieron la ilustración, el grabado y la producción editorial. Las características de la obra —como la encuadernación previa a la ilustración, la presencia de indicaciones de color escritas a mano, o las variaciones de calidad entre figuras— sugieren que no se trata de un producto de encargo de lujo, sino de una herramienta visual de trabajo vinculada al mundo artesanal del grabado o la pintura.

Este tipo de repertorios era común en los talleres, donde se utilizaban como modelo para elaborar otras obras, ya fueran tapices, frescos, grabados o pinturas. La existencia de dibujos a distintas manos, con estilos ligeramente diferentes dentro del mismo códice, refuerza la idea de una producción colaborativa, como era habitual en ese tipo de entornos.

Representación del artista anónimo del Códice de trajes
Representación del artista anónimo del Códice de trajes

Tampoco se puede descartar que el códice fuera una recopilación personal, un ejercicio de documentación o un intento de organizar visualmente el conocimiento sobre la indumentaria de diferentes regiones y clases sociales. En cualquier caso, su carácter sistemático y su formato portátil indican que tenía una función concreta y utilitaria, aunque realizada con notable cuidado artístico.

3.2. Influencias estilísticas y comparativas

Pese a no conocerse el autor, el estilo del Códice de Trajes permite identificar influencias claras de otros artistas y repertorios visuales contemporáneos. Uno de los referentes más cercanos es Christoph Weiditz, autor del Das Trachtenbuch, que documentó las vestimentas de distintas regiones del imperio a través de dibujos realizados durante sus viajes. La disposición de las figuras, el tipo de trazo y algunos esquemas compositivos del códice guardan un notable parecido con los de Weiditz, lo que indica una posible inspiración directa o al menos el conocimiento de su obra.

  • Imagen del facsímil del Códice de Trajes: Folios 17v-18r, Indios, Editorial PIAF
  • Cacique indígena e Indígena con jarra de madera para beber, folios 4-5 del Das Trachtenbuch de Weiditz
  • Imagen del facsímil del Códice de Trajes: Folios 6v-7r, Hombre trillando, Editorial PIAF
  • Cómo se trilla el grano en España, folios 37-38 del Das Trachtenbuch de Weiditz

También se advierten semejanzas con la producción de Lucas de Heere, Cesare Vecellio o incluso con los cartones de tapices diseñados por Jan Cornelisz Vermeyen. En algunos casos, se ha podido comprobar que determinadas figuras del códice coinciden casi exactamente en postura y vestimenta con personajes representados en otras obras de estos autores, lo que refuerza la idea de que el manuscrito podría haber sido elaborado a partir de modelos preexistentes o de estampas circulantes.

Además de estas influencias concretas, el códice comparte con otros libros de trajes renacentistas una visión estructurada del mundo a través del vestido. Las figuras no aparecen simplemente como retratos individuales, sino como piezas de un sistema de representación en el que la moda actúa como marcador cultural, social y geográfico. Así, el manuscrito se inscribe en una corriente estética y conceptual más amplia, que buscaba clasificar la diversidad humana mediante códigos visuales compartidos.


4. Descripción Material del Manuscrito

El Códice de Trajes no solo es una fuente valiosa por su contenido ilustrado, sino también por su propia materialidad. El estudio técnico y codicológico del manuscrito permite conocer en detalle cómo fue confeccionado, qué materiales se utilizaron, cómo está estructurado físicamente y qué alteraciones ha sufrido a lo largo del tiempo. Esta información resulta esencial para comprender el contexto de su producción, valorar su estado de conservación y apreciar el nivel de cuidado —o la falta de él— con que fue tratado en distintas etapas de su historia.

Desde el tipo de papel hasta los sistemas de encuadernación, pasando por el análisis de la técnica pictórica empleada, todo en este códice habla del mundo del taller, de las prácticas artesanales del Renacimiento y de las rutas que siguió una obra visual desde su creación hasta nuestros días.

4.1. Formato, materiales y encuadernación

El manuscrito está compuesto por 64 folios de papel verjurado de excelente calidad, dispuestos en cuadernillos que forman un volumen compacto de formato casi cuadrado (aproximadamente 20,3 x 20,5 cm). El papel presenta una filigrana con un águila bicéfala —motivo frecuente en la región de Augsburgo— que ha permitido fechar su fabricación en torno a 1546-1547. Esta filigrana aparece dividida en dos, ya que coincide con el pliegue de los cuadernillos.

La encuadernación actual es posterior a la realización del manuscrito, probablemente del siglo XVIII. Está hecha en pasta española, con lomo de tres nervios decorado con motivos vegetales dorados, y cantos jaspeados. Las tapas están formadas por cartones forrados con papeles reutilizados, lo que revela un proceso de reciclaje habitual en encuadernaciones no lujosas. Las guardas, de papel más fino y de menor calidad, también presentan filigranas identificables con papeleras del siglo XVIII.

En el interior, hay cuatro páginas en blanco al principio y otras cuatro al final del volumen, lo que sugiere que fueron incorporadas como cortesía o protección. Estas páginas, junto a la encuadernación de época posterior, indican que el manuscrito fue reencuadernado en algún momento, probablemente como parte de un esfuerzo por conservarlo o integrarlo en una biblioteca familiar.

4.2. Técnica artística y conservación

El hecho de que las ilustraciones se hicieran directamente sobre el papel ya encuadernado refuerza su carácter de material funcional, más que de obra de representación. El dibujo se hizo a plumilla, con contornos bien definidos, y posteriormente se aplicó color mediante aguadas de diferente intensidad. Los colores claros se diluyeron más, mientras que los tonos oscuros, como los negros, aparecen muy densos y compactos. En algunas zonas se añadieron detalles en oro, especialmente en vestimentas y objetos metálicos.

Una característica interesante del proceso artístico es el uso de anotaciones minúsculas junto a algunas figuras, donde se indican los colores que debían aplicarse. Estas marcas, probablemente hechas por el dibujante o por otro miembro del taller, permiten identificar la planificación técnica detrás de la obra. También se han detectado variaciones en la calidad del trazo y del color, lo que sugiere la intervención de distintas manos o de diferentes fases en su ejecución.

A pesar de su antigüedad, el manuscrito se conserva en muy buen estado general. Presenta algunos daños localizados: la piel de la encuadernación está desgastada, hay pequeñas roturas en los bordes inferiores de algunas hojas —algunas reparadas con parches antiguos de papel— y ciertos pigmentos, especialmente los más oscuros, han transferido parte de su color a la página opuesta debido a la presión del cierre. También se aprecian manchas derivadas del pegamento usado en las tapas y un ligero deterioro en las guardas. No obstante, teniendo en cuenta su edad y los cambios de propietario, el estado del códice puede calificarse como notable.

4.3. Estructura física y paginación

El manuscrito presenta dos sistemas de numeración: una paginación antigua, en tinta parda, que comienza en la página 2 y llega hasta la 121, y una foliación moderna hecha a lápiz, aplicada por la Biblioteca Nacional, que cuenta 64 folios numerados en la esquina superior derecha del recto. Esta última es la que se utiliza actualmente para las referencias y análisis. Se han identificado errores en la paginación original, con omisiones y repeticiones que dificultan seguir un orden lineal, lo que apunta a la idea de un uso interno más que a una presentación formal.

En la parte superior de cada ilustración hay títulos o epígrafes escritos en alemán, aunque con numerosos errores ortográficos y gramaticales. Muchos de estos textos parecen haber sido añadidos por alguien con conocimientos limitados del idioma, posiblemente en un momento posterior a la creación de las imágenes. Algunos títulos están mal ubicados respecto a las figuras que describen, y hay una mezcla confusa de términos en alemán y español. No obstante, bajo varios de estos epígrafes se han añadido traducciones al español a lápiz, probablemente realizadas por algún propietario del siglo XIX o principios del XX, con fines de aclaración.

Cada página incluye entre una y cuatro figuras humanas, representadas en diferentes posiciones y con distintos grados de detalle. En algunas escenas aparecen elementos adicionales —como animales, instrumentos o herramientas— que permiten contextualizar mejor la indumentaria representada. El fondo de las imágenes es muy sencillo, normalmente limitado a una línea de horizonte y un degradado verde aplicado con aguada. Este tratamiento neutro favorece que la atención se centre en la figura y su vestimenta.


5. Contenido del Manuscrito

El Códice de Trajes constituye un repertorio visual extraordinariamente diverso que reúne representaciones de personas de distintas regiones, clases sociales, edades y profesiones del siglo XVI. Las ilustraciones, realizadas con una intención sistemática, aunque no siempre ordenada, muestran una sorprendente amplitud geográfica y una notable riqueza de detalles. En total, desfilan por sus páginas 377 figuras, muchas de ellas agrupadas por ubicación, por función o por escena costumbrista.

Este contenido no se presenta acompañado de textos explicativos más allá de breves epígrafes, por lo que la interpretación y clasificación del material se ha basado en el análisis visual de las imágenes, el estudio comparativo con otros repertorios y la identificación de ciertos elementos iconográficos o de contexto. La distribución de las figuras permite deducir una cierta lógica organizativa basada en criterios geográficos, aunque existen imprecisiones, desórdenes o solapamientos que reflejan el carácter práctico del manuscrito.

5.1. Organización general del códice

La estructura general del códice responde, en términos amplios, a un reparto por zonas geográficas. Las primeras páginas están dedicadas a España y Portugal, seguidas por representaciones del norte de África, América y otras regiones de Europa. A medida que se avanza, aparecen escenas relacionadas con Francia, los Países Bajos, Inglaterra, Alemania, Hungría, Prusia, Austria, Croacia, Albania, Rusia, Turquía, Italia e Irlanda.

No obstante, esta distribución no siempre es coherente ni estricta. Hay saltos o repeticiones de zonas, títulos mal ubicados o escenas que no corresponden exactamente con la descripción escrita. También se da una mezcla entre escenas individuales y grupos temáticos, como los campesinos, los soldados o las mujeres en distintas situaciones sociales. Esta flexibilidad sugiere que el códice no fue concebido como una obra enciclopédica cerrada, sino como una herramienta visual en proceso, susceptible de ser completada, modificada o adaptada.

La disposición de las figuras en cada página varía entre composiciones simples y otras más complejas. Algunas ilustraciones presentan una única figura en posición destacada, mientras que otras reúnen pequeños grupos en disposición dialogada o escénica. En varios casos, los personajes parecen estar participando en una acción concreta, como bailar, tocar música, trabajar o conversar, lo que da un cierto dinamismo al conjunto.

5.2. Tipologías sociales y diversidad representada

Uno de los rasgos más interesantes del Códice de Trajes es su amplio abanico de tipologías humanas. Las figuras no solo representan distintas regiones geográficas, sino también diversos estamentos sociales, ocupaciones y condiciones personales. Aparecen nobles, campesinos, soldados, religiosos, comerciantes, artesanos, viudas, estudiantes, aguadores, músicos y mendigos, entre otros.

Esta diversidad responde a una intención clasificadora muy propia del pensamiento renacentista, donde el vestido se convierte en una herramienta para distinguir el estatus, la función o incluso la identidad cultural. Los trajes reflejan diferencias de clase, género, edad y origen, y muchas veces se complementan con detalles que refuerzan su mensaje simbólico: peinados, sombreros, calzado, accesorios, instrumentos o animales.

El manuscrito también presta especial atención a las mujeres, que aparecen en numerosas variantes: jóvenes casaderas, campesinas, damas de corte, viudas, religiosas o extranjeras. Sus trajes, tocados y posturas reflejan una clara diferenciación entre roles y expectativas sociales. Además, se incluyen detalles como abanicos, rosarios, cestas, chapines o limosneras, que ayudan a identificar la procedencia o el papel de cada figura.

5.3. Hechos históricos representados

Más allá de las escenas costumbristas, el códice incluye algunas composiciones que aluden directamente a acontecimientos históricos o instituciones relevantes de su tiempo. Dos de los más destacados son la representación del emperador Carlos V con los Siete Príncipes Electores del Sacro Imperio, y la ceremonia de la Orden del Toisón de Oro.

Imagen del facsímil del Códice de Trajes: Folios 35v-36r, El emperador Carlos V y los Siete Príncipes Electores, Editorial PIAF
Imagen del facsímil del Códice de Trajes: Folios 35v-36r, El emperador Carlos V y los Siete Príncipes Electores, Editorial PIAF

La escena de Carlos V muestra al emperador en un trono bajo dosel, acompañado por los siete electores con sus respectivos blasones y atributos. Esta ilustración no busca el realismo cronológico, sino una representación idealizada del poder imperial, probablemente inspirada en grabados o modelos contemporáneos. Algo similar ocurre con la representación del Toisón de Oro, donde se muestran los tres días de la ceremonia con sus correspondientes vestimentas rituales: rojo, negro y blanco. La uniformidad de las figuras sugiere que no se trata de retratos concretos, sino de arquetipos simbólicos.

Imagen del facsímil del Códice de Trajes: Folios 53v-54r, La Insigne Orden del Toisón de Oro, Editorial PIAF
Imagen del facsímil del Códice de Trajes: Folios 53v-54r, La Insigne Orden del Toisón de Oro, Editorial PIAF

Estos casos revelan que el manuscrito no solo pretendía documentar la moda o el costumbrismo, sino también dejar constancia visual de ciertos hitos del poder político y ceremonial del siglo XVI.

5.4. Lista y resumen del contenido por folios

El códice sigue una foliación que va del f. 1r al f. 64v, aunque algunas páginas están en blanco. La distribución por regiones y temas es la siguiente:

  • Folio 1r: Norte de África/España: Lancero bereber
  • Folios 1v–13r: España: nobles, campesinos, soldados, músicos, mujeres en escenas cotidianas.
  • Folios 13v–14r: Portugal: figuras masculinas y femeninas con trajes oscuros y adornos.
  • Folios 14v–16v: Norte de África: rey de Túnez, bereberes, escenas religiosas y costumbristas.
  • Folios 17r–18r: Indias (América era conocido como Nueva India): parejas indígenas, vestimenta de plumas y decoraciones faciales.
  • Folios 18v–22v: Francia: burgueses, campesinas, nobles y escenas de interacción social.
  • Folios 23v–33v: Países Bajos: diversidad femenina, sombreros típicos, trajes de duelo.
  • Folios 34v–35r: Inglaterra: soldados y campesinas.
  • Folios 35v–36r: Carlos V y los Siete Electores del Imperio.
  • Folios 36v–54v: Alemania: figuras festivas, religiosas, rurales, militares y urbanas.
  • Folios 53v–54r: Orden del Toisón de Oro: ceremonias y vestimentas rituales.
  • Folios 55v–56r: Austria: campesinos y nobles.
  • Folios 56v–57r: Hungría: uniformes militares y tocados.
  • Folios 57v–58r: Croacia: mujeres con cestos, pareja colorida.
  • Folio 58v: Grecia y Chipre: mujeres hablando.
  • Folio 59r: Albania: hombres con traje negro.
  • Folio 59v: Rusia: lanceros moscovitas.
  • Folios 60r–63r: Turquía: figuras civiles y militares, mujeres cubiertas, el sultán.
  • Folios 63v–64r: Italia: dos hombres y dos mujeres.
  • Folio 64v: Irlanda: figuras con túnicas amarillas y gaita.

Esta distribución revela un esfuerzo por agrupar los trajes por procedencia geográfica, aunque no siempre de manera estricta o cronológica. También deja entrever un intento de representar una visión amplia del mundo conocido desde la perspectiva europea del siglo XVI.


6. Análisis Artístico de las Ilustraciones

El valor artístico del Códice de Trajes no reside únicamente en la belleza de sus figuras o en la riqueza de los colores empleados. Su interés va más allá de lo puramente estético, ya que las ilustraciones ofrecen una muestra representativa de las técnicas de dibujo y coloración empleadas en talleres del Renacimiento germánico, y revelan múltiples detalles sobre el proceso creativo, el uso del color, la simbología implícita y la relación con otros repertorios visuales de la época.

Aunque se trata de una obra de carácter funcional —probablemente elaborada para servir como modelo o fuente de referencia en un entorno artístico—, su ejecución muestra un grado considerable de cuidado y planificación. Algunas figuras sorprenden por su delicadeza, mientras que otras presentan una factura más apresurada o esquemática, lo que sugiere una elaboración a varias manos o en distintas etapas. Esta heterogeneidad no disminuye su interés, sino que refuerza su carácter como cuaderno de trabajo ilustrado.

6.1. Estilo artístico y recursos técnicos

Las ilustraciones fueron realizadas directamente sobre el papel ya encuadernado, lo que indica que el códice no fue pensado inicialmente como obra de exhibición, sino como un producto utilitario. Cada figura está trazada a plumilla, con líneas bien definidas y contornos claros, y posteriormente coloreada con aguadas en tonos vivos. La técnica combina un dibujo limpio, sin boceto previo visible, con una aplicación del color que oscila entre lo delicado y lo más tosco, dependiendo del folio o de la figura.

Una característica muy significativa es la anotación, en letras diminutas, de la palabra correspondiente al color que debía aplicarse en algunas zonas, escrita normalmente en alemán («g» de gelb, por ejemplo, para el amarillo). Estas marcas indican que la obra fue concebida con una planificación técnica precisa, en la que el proceso de coloración seguía una lógica interna y probablemente repetitiva, utilizando una misma paleta para varias figuras antes de cambiar de color.

En cuanto al tratamiento volumétrico, se aprecia una intención de sugerir profundidad mediante sombreados ligeros, líneas de contorno más gruesas o toques de color concentrado. En algunas figuras, sobre todo en los rostros y pliegues de la ropa, se percibe una mayor sutileza en la aplicación del pigmento, lo que contrasta con otras escenas más planas. En ciertos casos se han empleado incluso detalles dorados que parecen realizados tanto con pan de oro como con oro aplicado a pincel, especialmente en accesorios metálicos, coronas, joyas o elementos textiles de lujo.

Cada página contiene entre una y cuatro figuras, organizadas de manera que resulten equilibradas en la composición. No hay paisajes detallados ni fondos narrativos. El escenario se reduce a una línea de horizonte marcada con tinta negra y un degradado de aguada verde que da cierta profundidad visual sin distraer del elemento central: la vestimenta.

6.2. Iconografía y simbolismo

El Códice de Trajes no solo muestra ropas, sino que también utiliza el cuerpo, los gestos y los complementos como elementos simbólicos que aportan información adicional sobre la figura representada. La iconografía que se despliega en sus páginas transmite mensajes relacionados con la identidad, el poder, la profesión, el género o el estatus social. El vestido no es neutro: es un lenguaje visual que el códice traduce con notable claridad.

Un ejemplo destacado es el uso del clavel silvestre, que aparece en manos de varios personajes, especialmente mujeres. Esta flor puede asociarse a valores como el amor, la fidelidad o la virtud, y su presencia refuerza el carácter simbólico de la figura representada. También destacan otros objetos como rosarios, abanicos, limosneras, cestas, espadas, instrumentos musicales o herramientas de trabajo, todos ellos indicativos del rol o la actividad del personaje.

En algunos casos, las posturas corporales también sugieren una actitud o una relación entre los personajes. Hay parejas dándose la mano, figuras abrazadas o bailando, mujeres que miran con afecto a sus acompañantes o que posan mostrando sus trajes. Estos pequeños gestos otorgan dinamismo y profundidad narrativa a lo que podría haber sido un simple catálogo estático.

Ciertas figuras sobresalen por su exotismo o singularidad. Es el caso de los bereberes con uñas pintadas de rojo, las mujeres del norte de África con túnicas bordadas y turbantes elaborados, o los personajes del continente americano con cuerpos decorados con piedras incrustadas. Estas imágenes, más que reflejar con exactitud etnográfica una realidad, ofrecen una visión europeizada de lo exótico, filtrada por los modelos y las ideas del entorno cultural germánico del siglo XVI.

6.3. Comparativa visual con otros repertorios

El Códice de Trajes puede y debe ser entendido en diálogo con otros libros de trajes que circularon en Europa durante la Edad Moderna. Las similitudes con obras como el Das Trachtenbuch de Christoph Weiditz son particularmente evidentes: muchas figuras comparten poses, disposición en página o incluso indumentarias muy similares. También hay paralelismos con imágenes del flamenco Lucas de Heere, de Cesare Vecellio o de Jan Cornelisz Vermeyen, cuyos cartones para tapices y pinturas incluyen personajes casi idénticos a algunos del códice.

Estas coincidencias no deben interpretarse necesariamente como plagio, sino como una práctica habitual de reproducción, adaptación o reinterpretación de modelos visuales ya existentes. En el contexto de los talleres renacentistas, los artistas trabajaban con patrones, colecciones de dibujos y libros de referencia que circulaban entre ciudades y regiones. El Códice de Trajes se inscribe plenamente en esa lógica de apropiación y reelaboración.

Lo interesante de esta comparativa es que, aun compartiendo modelos con otras obras, el códice conserva un estilo propio, más espontáneo y menos rígido que el de los grabados impresos. Su carácter manuscrito y su diversidad técnica le dan una frescura que lo distingue dentro del género. Aunque no sea el más refinado, sí es uno de los más vivos y expresivos.

6.4. Imágenes destacadas: análisis visual y simbólico

A lo largo del Códice de Trajes hay numerosas escenas que destacan por su riqueza visual, su carácter simbólico o su fuerza narrativa. A continuación, se presenta una selección de diez ilustraciones especialmente representativas, analizadas de forma individual para apreciar mejor sus detalles, su composición y su posible significado dentro del conjunto.

– Lancero bereber a caballo (f. 1r)

Esta imagen, que abre el códice en el folio 1r, representa a un jinete identificado como “Haist el Schvgo de Kainna”, una inscripción en alemán erróneo que ha dado lugar a diversas interpretaciones. Una de ellas sugiere que podría aludir a la reina bereber Kahina, figura legendaria de resistencia en el norte de África; otra, que se trataría de una mala traducción del español “Es el junco de caña”, en referencia a los juegos ecuestres de cañas populares en la España del siglo XVI. En estos juegos, los participantes se dividían en cuadrillas que simulaban enfrentamientos entre cristianos y musulmanes, utilizando lanzas embotadas y escudos, como el que porta el jinete en esta ilustración.

El personaje aparece montado a caballo, armado con una lanza y un escudo decorado con forma de adarga o corazón. Su indumentaria recuerda a la túnica morisca, con turbante, y el conjunto transmite tanto movimiento como teatralidad. Todo ello refuerza la hipótesis de que se trataría de un participante en uno de estos torneos, más que de un guerrero real.

– Transporte de vino y agua (ff. 4v–5r)

Estas páginas representan sendas escenas costumbristas centradas en el transporte de líquidos en Castilla. En la ilustración de la izquierda (f. 4v), un hombre guía una mula cargada con odres de vino, posiblemente elaborados con piel de cabra, como era habitual en la época. A la derecha (f. 5r), otro personaje transporta cántaros de agua también sobre una acémila. Se trata, respectivamente, de un vendedor de vino y un aguador, dos oficios urbanos representados con naturalidad y detalle.

Ambas escenas destacan por el tratamiento minucioso de los aparejos de las mulas, así como por la fidelidad con que se reproducen los recipientes de transporte. Los atuendos de los personajes son sencillos pero definidos, y su actitud de marcha contribuye a la sensación de cotidianidad. Estas imágenes reflejan la voluntad del códice de documentar no solo la diversidad geográfica o social, sino también aspectos prácticos de la vida diaria. Además, evocan escenas similares recogidas en el Trachtenbuch de Christoph Weiditz, en el que también se ilustran estos modos de transporte como una rareza para el público germánico del siglo XVI.

– Tres jóvenes españoles: estudiante, artesano y músico (f. 5v)

Esta escena presenta a tres jóvenes caminando juntos, cada uno con una indumentaria que revela su ocupación. El primero, vestido de negro y con espada, ha sido identificado como un estudiante, una figura común en la España del siglo XVI, especialmente en ambientes urbanos. El segundo lleva un largo tabardo en tonos gris y rojo, característico de oficios manuales, por lo que se interpreta como un artesano. El tercero viste un atuendo más corto y de color verde, y porta una flauta de pan; podría tratarse de un músico o de un joven vinculado a actividades recreativas o festivas.

La ilustración permite observar con claridad las diferencias de estatus y función social a través de la indumentaria, en un ejemplo muy representativo del carácter clasificatorio del códice. El uso del color, la longitud de las prendas y los complementos personales refuerzan la idea de que el traje servía no solo como ropa, sino como marcador visual de identidad dentro de una comunidad. La composición en grupo añade además un componente narrativo que potencia su valor como escena costumbrista.

– Mujer con su hijo durante la trilla (ff. 7v–8r)

Esta escena ocupa una doble página dedicada a la trilla de cereal, una técnica tradicional que despertó curiosidad entre el público germánico por su singularidad y aspecto visual. En la imagen se representa a una mujer sentada sobre una silla de tijera instalada en un trillo, guiando a las mulas mientras sostiene a su hijo pequeño. La composición capta un momento de equilibrio entre el trabajo agrícola y el cuidado familiar, una combinación poco frecuente en este tipo de repertorios.

La figura femenina viste saya azul y toca blanco, con un mantón recogido sobre los hombros, y aparece con expresión calmada, mientras que el niño aparece envuelto en una manta o prenda de abrigo de color verdoso. El trillo perforado y los aparejos de los animales están representados con atención al detalle, reforzando el valor documental de la escena. El horizonte elevado y el tratamiento texturizado del suelo —cubierto de paja— aportan profundidad y realismo.

Esta ilustración es una de las más evocadoras del códice, tanto por su humanidad como por la fidelidad con que se retrata una práctica agrícola concreta del ámbito castellano. La presencia del niño en un contexto de labor convierte la escena en una imagen excepcional dentro del conjunto.

– Mujeres de Astorga con tocados “tontorra” (ff. 10r–10v)

En estos folios se representan siete mujeres de Astorga, en la región de Castilla y León, todas ellas caracterizadas por unos tocados de grandes dimensiones que constituyen uno de los elementos más singulares del Códice. Se trata de las llamadas tontorras, una estructura blanda de tela enrollada o crespón, recogida sobre la cabeza y con formas caprichosas, a menudo comparadas con respaldos o cornucopias. Este tipo de adorno llegó a ser tan exagerado que acabó siendo prohibido en 1623 por su incomodidad y fealdad​.

La ilustración combina distintos tipos de figura: mujeres de pie, una de espaldas, otra con cántaro, y varias en actitud de conversación. Los trajes se componen de sayas largas, delantales y mantones cruzados, en una gama cromática viva que resalta sobre el fondo neutro. El realismo del conjunto se potencia con la variedad de posturas y gestos, lo que sugiere una escena de vida cotidiana más que un retrato formal.

Estos tocados llamaron profundamente la atención de cronistas y viajeros extranjeros, como Laurent Vital, quien los describió en su Relación del primer viaje a España (1517–1518), comparándolos con adornos paganos y destacando la dificultad de llevarlos​. La inclusión de estas figuras en el códice subraya el interés renacentista por las modas regionales extremas, vistas tanto con curiosidad como con crítica, y su valor como marcadores culturales ante el ojo foráneo.

– Pareja indígena del Nuevo Mundo (f. 17r) 

Esta ilustración, bajo el epígrafe “IN INDIA”, muestra a una pareja indígena con un niño, representados en un entorno neutro. Todos ellos visten faldillas y capas de plumas de papagayo, reproducidas con colores vivos. El hombre sostiene un papagayo en la mano, mientras que la mujer ofrece un clavel silvestre, gesto que suele encontrarse en otras figuras femeninas del códice, aunque en este caso se presenta fuera de su contexto habitual.

Los tres personajes llevan decoraciones en el rostro, con piedras preciosas incrustadas, siguiendo una costumbre recogida por las crónicas, según la cual podían ponerse y quitarse con facilidad. La escena destaca por su fuerte impacto visual y por la forma en que traslada al códice una representación alegórica del Nuevo Mundo, centrada en lo exótico, lo colorido y lo llamativo.

– Plañideras y trajes de duelo en los Países Bajos (ff. 27v–28r)

En esta doble página se representa un corrillo de cuatro mujeres vestidas de luto y otro de cuatro hombres holandeses. Las mujeres destacan por sus capas negras y capuchones de gran tamaño, de forma tubular, que les cubren casi completamente la cabeza e incluso parte del rostro. La forma exagerada de estos tocados les da un aspecto alargado, envolvente y poco común, que las convierte en figuras casi espectrales​.

Este tipo de vestimenta luctuosa, documentada también en otras fuentes visuales y literarias, responde a una etiqueta funeraria muy codificada en los Países Bajos de la época, influida por la moda borgoñona que impuso el uso del negro como expresión de recogimiento, obediencia y distinción. Los capuchones, por su forma, también evocan los tocados que tradicionalmente llevaban las plañideras medievales en los funerales, en algunos casos tan ceñidos que ocultaban por completo el rostro.

La escena combina sobriedad, teatralidad y simbolismo. El negro no es solo un color, sino un lenguaje visual que comunica jerarquía, dolor y ceremonia. Esta imagen es una de las que mejor muestra cómo el vestido, en el Códice de Trajes, se convierte en parte esencial del ritual social y visual del siglo XVI.

– Carlos V y los Siete Príncipes Electores (ff. 35v–36r)

Esta doble página muestra una escena ceremonial de gran importancia: la proclamación de Carlos V como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El emperador aparece entronizado bajo un dosel adamascado, vestido con dalmática decorada con el águila bicéfala sobre el pecho. Porta la corona imperial con mitra interior, rematada por el orbe y la cruz, así como los atributos del poder: cetro en una mano y orbe en la otra​.

A su derecha (izquierda en la imagen) se encuentran los tres electores eclesiásticos: Richard von Greiffenklau (Tréveris), Hermann V von Wied (Colonia) y Alberto II de Brandeburgo (Maguncia), quienes le entregan documentos sellados. A su izquierda (derecha en la imagen) están los cuatro electores laicos: Luis II Jagellón (Bohemia), Luis V del Palatinado, Federico III el Sabio (Sajonia, con la espada) y Joaquín Néstor I (Brandeburgo), que portan los demás atributos imperiales: corona, orbe, cetro y espada respectivamente. Todos aparecen identificados mediante sus escudos heráldicos, colocados sobre sus cabezas​.

Las vestimentas de los electores son de terciopelo carmesí con cuellos y bordes de armiño, diferenciándose sutilmente entre clérigos y laicos. La escena no busca exactitud cronológica ni retratos individualizados: Carlos aparece con aspecto envejecido, muy alejado de los 19 años que tenía en el momento de la elección en 1519. El estilo de la composición se inspira en modelos visuales como los grabados de los Triunfos de Carlos V de Heemskerck y el Emperador con dalmática de las águilas de Durero​.

La disposición frontal, simétrica y estática de los personajes, junto con sus poses ceremoniales y el uso del atuendo, transmite una imagen idealizada del orden y la legitimidad imperial. Es una escena que no pretende documentar un momento real, sino exaltar visualmente la estructura jerárquica del Sacro Imperio y la figura centralizadora del emperador.

– Parejas bailando y músicos: nobleza y campesinado (ff. 37v–38r y 40v–41r) 

Estas dos escenas, representadas con apenas unas páginas de diferencia, permiten observar uno de los contrastes sociales más significativos del códice: el baile cortesano frente al baile campesino, ambos interpretados visualmente como expresiones diferenciadas del estatus y del ambiente cultural.

En los folios 37v–38r, varias parejas de nobleza alemana bailan al ritmo de tres músicos que tocan instrumentos de viento. La escena transmite dinamismo y elegancia: los danzantes giran, se miran y abren los brazos con gestos amplios. Las vestimentas son suntuosas: sayas de damasco dorado con mangas abullonadas, gorras con grandes plumas, calzas bandadas y acuchilladas, y cofias de redecilla en los músicos. Todo ello compone una escena refinada, vibrante, que remite al ambiente festivo de las cortes urbanas del siglo XVI​.

En contraste, los folios 40v–41r muestran una escena de danza popular. Dos parejas de campesinos bailan al son de un músico que toca la vihuela de arco —probablemente ciego—, acompañado de un hombre con su perro. Él tiene un roto en las calzas, y a ella se le ve la faldilla inferior bajo la saya. A un lado, otra pareja se abraza. Los trajes son sencillos, con signos de desgaste, y las actitudes corporales transmiten cercanía y espontaneidad. Esta escena tiene una correspondencia directa con el grabado Plebeyos bailando de Jan Cornelisz Vermeyen, de 1546, lo que sugiere que pudo servir como modelo visual para la composición del códice​.

El contraste entre ambas escenas no solo enfatiza la diferencia de clase, sino también las maneras de representar el cuerpo, el espacio y la música. En un caso, todo está regido por la armonía y la etiqueta cortesana; en el otro, por la vitalidad popular y la interacción directa. A través de esta yuxtaposición, el códice no solo ilustra la indumentaria, sino también las formas sociales del movimiento y la celebración.

– Ceremonia del Toisón de Oro (ff. 53v–54r)

Esta ilustración representa tres momentos consecutivos del ceremonial de ingreso en la Orden del Toisón de Oro. Los grupos de figuras, dispuestos de forma ordenada y uniforme, aparecen vestidos con túnicas de tres colores diferentes: carmesí, negro y blanco, siguiendo la secuencia ritual de las jornadas del capítulo celebrado en Bruselas en 1516. El epígrafe en alemán, escrito en mayúsculas, recoge ese orden: “el primer día en rojo, el segundo en negro y el tercero en blanco”.

Durante la primera jornada, los caballeros vestían ropa talar carmesí, forrada de raso blanco, con mantos bordados en hilo de oro y chaperones de terciopelo con borla echados a la espalda. En la segunda jornada, correspondiente a la misa de Réquiem, iban de luto: túnicas negras, mantos y gorras sin adornos. En la tercera jornada, en honor a la Virgen María, vestían mantos blancos de damasco, con chaperón rojo echado a la espalda y el collar de la Orden al cuello.

La escena se estructura en tres bloques perfectamente diferenciados, uno por cada día. Se interpreta que los personajes representados podrían ser la misma pareja de caballeros en distintos momentos del ceremonial —posiblemente el rey y el Oficial de Armas de la Orden—, siguiendo un esquema secuencial. El rostro del personaje central coincide con el de Carlos V en otras representaciones del códice, aunque no se busca exactitud cronológica, sino una imagen idealizada que correspondería al momento de creación del manuscrito.

Esta es una de las escenas más codificadas del códice: la disposición simétrica, la uniformidad de las figuras y el uso simbólico del color refuerzan la solemnidad del ritual. El traje no funciona solo como elemento de distinción, sino como emblema de pertenencia a una élite cerrada, ceremonial y jerarquizada.


7. El Facsímil de Piaf

La edición facsimilar del Códice de Trajes representa una apuesta ambiciosa por preservar y difundir una obra única, combinando criterios de fidelidad técnica con un profundo respeto por la autenticidad del original. Este facsímil no es solo una copia visual: es una reconstrucción artesanal del manuscrito que reproduce cada detalle físico, cromático y estructural, desde la textura del papel hasta la encuadernación y el envejecimiento natural del ejemplar histórico.

Detrás de esta labor está una trayectoria editorial consolidada que ha evolucionado a lo largo de décadas hasta convertirse en una referencia en la producción de facsímiles de alta gama. El proceso de creación de esta réplica ha requerido la implicación de expertos en historia, codicología, técnicas artísticas y reproducción gráfica, así como el uso combinado de tecnologías punteras y métodos tradicionales.

7.1. Historia editorial: de Piaf a Incipit Manuscript

Logotipo PIAF

El facsímil fue editado por la empresa PIAF (Productora Internacional de Arte y Facsímiles), bajo la dirección técnica de Joaquín G. Villamor, especialista con una dilatada experiencia en este campo. A lo largo de más de 25 años, este equipo ha trabajado en la reproducción de decenas de manuscritos procedentes de las principales bibliotecas europeas, desarrollando un conocimiento técnico muy preciso de los requisitos que implica este tipo de edición.

En 2022, esta trayectoria cristalizó en la fundación de Incipit Manuscript Ediciones, una nueva etapa que mantiene el legado de PIAF, pero con una proyección renovada y ampliada. Incipit asume la continuidad del modelo basado en la excelencia artesanal, la fidelidad histórica y el compromiso con la conservación del patrimonio bibliográfico, aportando además una estructura más moderna y versátil para afrontar nuevos retos editoriales.

Logotipo Incipit Manuscript Horizontal

La edición del Códice de Trajes es un buen ejemplo de esta transición: se trata de una obra producida bajo la experiencia de PIAF, pero con la visión de continuidad que ahora encarna Incipit Manuscript. El resultado combina la experiencia de un equipo consolidado con la ambición de una nueva marca que aspira a posicionarse como referente internacional.

7.2. Proceso de elaboración del facsímil

La elaboración del facsímil ha seguido un proceso técnico riguroso, dividido en varias fases clave. Todo comenzó con una documentación minuciosa del manuscrito original, que implicó la colaboración con conservadores de la Biblioteca Nacional de España y expertos en codicología. Cada detalle del códice fue registrado: desde los colores y texturas del papel hasta las manchas, desgastes, marcas de agua y otras imperfecciones propias del tiempo.

El proceso de impresión se llevó a cabo con tecnología offset de hasta diez colores, utilizando tramas estocásticas para lograr una gradación suave, una precisión cromática extrema y una reproducción fiel de los detalles más finos. Los papeles empleados fueron seleccionados específicamente para imitar las características táctiles y visuales del soporte original, y en muchos casos se recurrió a mezclas especiales o técnicas de tratamiento para reproducir el carteo, la ondulación y el grosor del papel verjurado. Se usaron tintas de alta adherencia, permitiendo conservar hasta el más mínimo detalle cromático de las ilustraciones, respetando los matices y la textura propia del trabajo manual original.

La reproducción de los elementos dorados y plateados —presentes en algunos detalles del manuscrito— se realizó mediante la aplicación de oro en polvo a través de técnicas serigráficas, con el objetivo de reproducir fielmente la apariencia del dorado presente en el manuscrito original, realizado con pan de oro y también con oro aplicado a pincel.

Finalmente, se ha respetado la austera encuadernación correspondiente a una época posterior del manuscrito, realizada por artesanos especializados, empleando materiales auténticos
—como pieles, hilos, cáñamos y papeles antiguos— y replicando técnicas tradicionales: costura manual; distribución de cuartetas; nervios marcados en el lomo, envejecimiento controlado. Todo este proceso artesanal confiere al facsímil una autenticidad que va más allá de lo visual: también transmite el tacto, el peso y la presencia de un códice renacentista.

Esta austera encuadernación del original pudo haber contribuido a protegerlo de la codicia y de la endémica costumbre de arrancar láminas de álbumes y libros iluminados.

7.3. Características de la edición

El facsímil del Códice de Trajes reproduce fielmente el manuscrito original en todos sus aspectos, incluyendo sus dimensiones, estructura física, foliación, calidad del papel, encuadernación y detalles ornamentales. Cada ejemplar está numerado individualmente y va acompañado de un acta notarial que certifica su autenticidad y pertenencia a una tirada limitada.

Además del facsímil, la edición incluye un libro de estudios que contextualiza la obra desde distintos enfoques: codicológico, histórico, artístico y etnográfico. Este volumen, realizado por los especialistas Clara Sánchez Quirino y Sergio Ballester Redondo, complementa la experiencia del facsímil aportando un análisis detallado de su contenido, sus influencias, su historia y su relevancia dentro de la tradición de los libros de trajes.

La presentación del conjunto se completa con un estuche de conservación especialmente diseñado para proteger la obra del deterioro ambiental, y con materiales de acompañamiento que refuerzan su carácter exclusivo: documentación técnica, ficha del manuscrito, y certificados de calidad.

En su conjunto, esta edición facsimilar no solo permite acceder al contenido de una obra única, sino que ofrece una experiencia de contacto directo con un objeto cultural que ha sido cuidadosamente reproducido para garantizar su preservación, disfrute y estudio a largo plazo.

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7.4. Dónde adquirir este facsímil

Si quieres más información sobre este facsímil o estás interesado en adquirirlo, puedes hacerlo directamente a través del siguiente formulario de contacto de Incipit Manuscript.

Usando el código CODICES20 obtendrás un 20 % de descuento sobre el valor total del facsímil.
De esta manera también estarás apoyando el proyecto de Códices y Beatos.


8. Curiosidades y Particularidades

Más allá de su estructura formal y su valor como documento histórico, el Códice de Trajes está lleno de detalles llamativos que despiertan la curiosidad y enriquecen su lectura. Muchas de estas peculiaridades no tienen un papel central en el análisis técnico o artístico, pero aportan matices importantes que nos permiten entender mejor el contexto, el uso y la recepción de la obra a lo largo del tiempo.

Errores lingüísticos, anotaciones personales, elecciones estéticas inusuales o referencias a personajes célebres del mundo cultural se entrelazan con la materialidad del códice, dándole una dimensión más cercana, humana y, en ocasiones, incluso anecdótica. Estos elementos ayudan a construir una narrativa paralela, no menos interesante, que acompaña al discurso principal del manuscrito.

8.1. Epígrafes erróneos, traducciones marginales y anotaciones

Uno de los aspectos más singulares del códice es la presencia de epígrafes en alemán que, en muchos casos, están escritos con errores ortográficos o gramaticales, hasta el punto de resultar ininteligibles. Esto ha llevado a pensar que quien los escribió no dominaba del todo el idioma, o bien que los copió de forma incorrecta desde otro modelo. Algunos títulos se repiten con variaciones ortográficas, y otros están colocados en páginas donde no se corresponde la escena con la definición escrita.

En varias páginas, además, se observan anotaciones posteriores hechas a lápiz, en español, situadas justo debajo de los epígrafes originales. Estas traducciones parecen ser intentos de clarificar el contenido por parte de un propietario posterior —posiblemente del siglo XIX o principios del XX— interesado en descifrar el manuscrito o hacerlo accesible a otros lectores. Aunque no siempre son exactas, estas notas reflejan un esfuerzo por mantener viva la comprensión de la obra a través del tiempo.

  • Imagen de anotaciones en el manuscrito de títulos traducidos al español: 'Baile Español'
  • Imagen de anotaciones en el manuscrito de títulos traducidos al español: 'Las mujeres de la clase media en España'
  • Imagen de anotaciones en el manuscrito de títulos traducidos al español: 'En Bayona en Francia'
  • Imagen de anotaciones en el manuscrito de títulos traducidos al español: 'La nobleza en Croacia'

También aparecen frases manuscritas añadidas en el interior de las tapas o en los márgenes de algunas hojas, algunas de ellas tachadas. Entre las más relevantes está una escrita en español, parcialmente tapada por una mancha de tinta, que dice: “La calle de la […] enfrente de la botica”. Esta anotación, aparentemente trivial, ha sido clave para situar el códice en el entorno urbano español del siglo XVIII, sugiriendo su circulación en manos particulares antes de llegar a colecciones nobiliarias o académicas.

8.2. Vestimentas inusuales o extravagantes

Entre las ilustraciones del códice hay varias figuras que destacan por su originalidad, extravagancia o rareza en la vestimenta. Estos detalles, lejos de ser errores o licencias caprichosas, aportan información valiosa sobre modas locales, costumbres específicas o incluso interpretaciones idealizadas de culturas ajenas.

Uno de los ejemplos más llamativos es el de las mujeres del norte de España —especialmente de Vizcaya y Navarra— que llevan sobre la cabeza enormes tocados conocidos como tontorras. Estas estructuras de tela enrollada resultaban tan incómodas y poco estéticas que acabaron siendo prohibidas a principios del siglo XVII. En el códice se representan en toda su exageración, como testimonio gráfico de una moda extrema ya desaparecida.

Otro detalle peculiar es el de los bereberes representados en las primeras páginas del manuscrito. Algunos de ellos aparecen con las uñas de las manos y los pies pintadas de rojo, posiblemente con algún tipo de esmalte natural o tintura. Este tipo de representación sugiere una visión exótica y estilizada de lo africano, en la línea de los estereotipos visuales del Renacimiento europeo.

También destacan los chapines decorados de las mujeres castellanas, el uso de gorros cónicos en Gante, o las cofias complejas de las mujeres de Prusia y Colonia. En varios casos, se representan estilos de tocado y ornamento que resultan únicos, incluso extravagantes, si se comparan con otras fuentes visuales de la misma época.

8.3. Menciones destacadas y recepción histórica

Aunque durante siglos el códice permaneció prácticamente inédito, existen referencias notables que demuestran que no pasó completamente desapercibido. Una de las primeras investigadoras en mencionarlo fue la historiadora del arte Carmen Bernis Madrazo, quien lo identificó como el Códice Madrazo-Daza y lo estudió en el contexto de sus trabajos sobre la indumentaria del Renacimiento español. Bernis, emparentada con la familia que lo poseía en ese momento, tuvo acceso directo a las ilustraciones y las reprodujo en blanco y negro en algunos de sus estudios.

Otra figura destacada vinculada al manuscrito es Rabindranath Tagore, el poeta y Nobel indio, que durante una visita a Madrid tuvo la oportunidad de ver el códice en persona. Aunque no dejó un análisis escrito sobre él, su interés por el libro quedó registrado, sumándose así a la lista de personajes ilustres que se sintieron atraídos por su contenido.

También se sabe que el manuscrito llamó la atención del bibliófilo Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society of America, conocido por su interés en el arte y la cultura hispánica. Su mención refuerza el valor que ya entonces se atribuía al códice como documento visual y etnográfico de relevancia.

Más recientemente, el códice ha sido objeto de exposiciones, estudios académicos y artículos especializados, como el publicado en la revista Goya, lo que ha contribuido a su revalorización como pieza singular dentro del patrimonio artístico europeo.


9. Importancia, Legado e Impacto

El Códice de Trajes es mucho más que una colección de figuras vestidas con trajes llamativos. Es una ventana privilegiada al pensamiento visual del Renacimiento, una herramienta para el estudio del vestir y las costumbres del siglo XVI, y una pieza que ha influido —de manera silenciosa pero significativa— en la manera de entender y representar la diversidad humana a lo largo del tiempo. Su relevancia no solo radica en su belleza o antigüedad, sino en la cantidad de claves que ofrece para comprender cómo se construía visualmente la identidad, el poder, lo exótico o lo cotidiano en el mundo moderno temprano.

El hecho de que haya permanecido en el ámbito privado durante tantos siglos, y que haya salido a la luz recientemente, lo convierte en un hallazgo de enorme valor tanto para el ámbito académico como para el público general. Su recuperación, estudio y edición facsimilar han permitido redescubrir una obra que, pese a su anonimato, ocupa un lugar destacado en el legado gráfico y cultural europeo.

9.1. Valor para la historia de la moda y la ilustración

Desde el punto de vista de la historia de la moda, el códice es una fuente de primer orden. Permite conocer de forma directa cómo se representaban los distintos estilos de vestir en el siglo XVI, tanto en ambientes cortesanos como populares. Su valor no está en documentar exactamente lo que se usaba —pues siempre hay una parte idealizada o estilizada—, sino en mostrar cómo se visualizaba y codificaba la indumentaria según su función social, geográfica o simbólica.

A diferencia de las crónicas o los tratados, que describen con palabras la apariencia de las personas, el códice ofrece un lenguaje visual inmediato, rico en matices y detalles. Los cortes de los trajes, los tejidos, los tocados, los accesorios, las posturas o las expresiones corporales están todos al servicio de una representación que, sin ser realista en el sentido moderno, resulta profundamente elocuente.

Representación de un Códice de trajes usado como modelo
Representación de un Códice de trajes usado como modelo

Además, el manuscrito enriquece el campo de la ilustración histórica. Muestra cómo se concebía el dibujo aplicado al conocimiento y a la clasificación del mundo, y cómo el arte servía como vehículo para transmitir una idea de orden, diversidad y jerarquía. En este sentido, se alinea con otras formas de saber visual del Renacimiento, como los atlas, los bestiarios o los tratados de emblemas.

9.2. Usos posteriores e influencia en la cultura visual

El legado del Códice de Trajes va más allá de su tiempo. Aunque no fue ampliamente difundido como los repertorios impresos, su estructura y su lenguaje visual son representativos de un modelo que se ha mantenido vigente durante siglos: el uso del traje como símbolo de identidad, y la ilustración como medio para narrar y clasificar la realidad humana.

A lo largo de la Edad Moderna y en épocas posteriores, este tipo de repertorios se han utilizado como fuente para datar retratos, identificar personajes históricos, recrear escenas en teatro, ópera o cine, e incluso para alimentar la fantasía visual en publicaciones modernas. En muchos casos, investigadores e historiadores del arte han recurrido a libros como este para interpretar el vestuario en pinturas o detectar posibles anacronismos, falsificaciones o errores en la representación.

En el ámbito de la etnografía visual, el códice ha contribuido a la consolidación de una iconografía que, con sus limitaciones, ha sido clave para entender cómo se percibía la alteridad en la Europa del siglo XVI. El contraste entre lo familiar y lo foráneo, entre lo propio y lo ajeno, está codificado en los gestos, colores y formas que adoptan las figuras del manuscrito. En este sentido, el códice no solo refleja una realidad, sino que también participa activamente en su construcción simbólica.

Representación de un Códice de trajes en la vitrina de un museo
Representación de un Códice de trajes en la vitrina de un museo

Hoy, gracias a su edición facsimilar y al trabajo de estudio e interpretación que lo acompaña, el Códice de Trajes vuelve a ocupar el lugar que le corresponde como documento visual, histórico y cultural de extraordinario valor. Es una pieza que sigue dialogando con el presente, y cuya capacidad de generar preguntas sigue tan viva como hace cinco siglos.


10. Bibliografía y Fuentes

El presente archivo de información se ha elaborado exclusivamente a partir de fuentes directas vinculadas a la edición facsimilar del Códice de Trajes, garantizando así la fiabilidad y precisión de los datos presentados. Estas fuentes ofrecen una visión completa de la obra, tanto desde el punto de vista histórico y artístico como técnico y editorial. A continuación, se detallan los materiales utilizados, divididos según su procedencia.

• El facsímil de PIAF

La edición facsimilar del Códice de Trajes, reproducida con la máxima fidelidad por la Productora Internacional de Arte y Facsímiles (PIAF), y posteriormente editada bajo el sello Incipit Manuscript Ediciones, ha sido una de las fuentes fundamentales de consulta. Gracias a la reproducción exacta del manuscrito, ha sido posible acceder a todos los detalles iconográficos, estructurales y materiales del códice, que han sido analizados en profundidad a lo largo de este trabajo.

El facsímil permite no solo observar con claridad las ilustraciones y su disposición, sino también examinar aspectos técnicos como la foliación, las filigranas del papel, las anotaciones manuscritas, los epígrafes en alemán y los signos de envejecimiento propios del documento original. Su valor como fuente visual directa lo convierte en un instrumento esencial para cualquier estudio del códice.

• El libro de estudios

El libro de estudios que acompaña al facsímil, realizado por los especialistas Clara Sánchez Quirino y Sergio Ballester Redondo, constituye el núcleo interpretativo y contextual de esta investigación. Este volumen ofrece un análisis detallado del Códice de Trajes desde múltiples perspectivas: histórica, artística, codicológica, comparativa y simbólica.

A través de su trabajo se han podido identificar las regiones representadas, interpretar escenas y figuras, analizar la técnica pictórica, contextualizar la obra dentro de la tradición de los libros de trajes, y reconstruir parte de su historia y de sus propietarios. También se han incorporado observaciones sobre elementos curiosos, errores lingüísticos, paralelismos con otras obras del Renacimiento y características técnicas de las ilustraciones.

El libro de estudios aporta además un enfoque divulgativo, sin perder rigor académico, que ha servido como base para trasladar el contenido a un lenguaje accesible, respetando la riqueza del análisis original.

• El artículo de la revista de arte GOYA

Otra fuente clave ha sido el artículo firmado por Teresa Mezquita Mesa en el número 346 de la revista Goya, publicado en el año 2014 y dedicado íntegramente al Códice de Trajes. En él se profundiza especialmente en aspectos como la adquisición del manuscrito por la Biblioteca Nacional de España, el contexto institucional de su conservación y estudio, así como su valor artístico e histórico.

El artículo recoge además la experiencia personal de la propia historiadora al descubrir el códice, lo que añade una dimensión vivencial y humana al proceso de recuperación patrimonial. También se incluyen valoraciones sobre su estado de conservación, su técnica de ejecución y la relevancia que este documento tiene para disciplinas como la historia del arte, la moda o la etnografía.

• Información extra proporcionada por la editorial

Finalmente, se ha recurrido a la documentación institucional proporcionada por Piaf e Incipit Manuscript sobre su proceso de trabajo, su evolución editorial y las técnicas empleadas en la elaboración del facsímil. Esta información, recopilada en materiales de presentación y descripciones técnicas, ha sido esencial para comprender con detalle las fases de reproducción: desde la fotografía inicial hasta la encuadernación artesanal, pasando por la corrección de color, la aplicación de dorados y la elaboración del libro de estudios.

Gracias a esta documentación, ha sido posible explicar de forma clara y precisa cómo se concibe y se lleva a cabo un facsímil de alta calidad, con criterios de autenticidad y respeto por la obra original.


11. Consideraciones Finales

El Códice de Trajes es una obra singular que, pese a su aparente sencillez, encierra una enorme riqueza histórica, artística y cultural. Se trata de un manuscrito que no fue concebido como una pieza de lujo o una gran obra de encargo, sino como un cuaderno visual de trabajo, cuya estructura sugiere un uso funcional en algún entorno vinculado al estudio o la reproducción de modelos de vestimenta, aunque esta función no puede asegurarse con total certeza. Y, sin embargo, esa condición funcional no le resta valor: al contrario, lo convierte en un testimonio excepcional de las prácticas visuales del Renacimiento.

Lo que en apariencia es un inventario de trajes se revela, al mirarlo con atención, como una herramienta para entender cómo se construía la imagen del mundo en el siglo XVI: cómo se representaban las diferencias sociales, cómo se codificaban las identidades regionales o culturales, y cómo el vestido servía como espejo de la jerarquía, el género, la edad o el oficio. El códice nos habla del interés por lo exótico, por lo cotidiano, por el orden social y también por la estética del cuerpo y la apariencia.

A través de sus más de 120 ilustraciones, el manuscrito nos invita a recorrer territorios lejanos y cercanos, a descubrir tocados imposibles, símbolos de poder, danzas populares, gestos delicados, armaduras pesadas y faldas de múltiples capas. Nos permite ver cómo una sociedad se pensaba a sí misma y pensaba a los otros a través del color, la forma y la ornamentación.

Su recuperación por parte de la Biblioteca Nacional de España y su edición facsimilar por Piaf/Incipit han permitido que este legado vuelva a estar al alcance del público y de la investigación. Hoy, el Códice de Trajes no solo se conserva, sino que se estudia, se comparte y se celebra como lo que es: una obra que, desde su anonimato, ocupa un lugar destacado en la historia del arte, de la moda y de la cultura visual europea.

Su carácter inédito durante siglos lo convierte, además, en una sorpresa dentro del patrimonio bibliográfico: una de esas joyas escondidas que, una vez descubiertas, iluminan con fuerza todo un periodo. Y aunque seguimos sin saber quién lo hizo ni con qué propósito exacto, lo cierto es que su valor permanece intacto, y su belleza, intacta también, sigue hablándonos con la claridad de lo que no ha perdido su voz con el paso del tiempo.

El Códice de Trajes no es solo un espejo del mundo del siglo XVI; es un recordatorio de que, más allá del tiempo y el lugar, toda sociedad se representa —y se comprende— a través de sus imágenes, sus ropas… y su manera de mirar.


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