El Beato Emilianense es el manuscrito ilustrado más antiguo de los comentarios al Apocalipsis de San Juan realizados por Beato de Liébana. Este códice, creado en el siglo X y conservado en la Biblioteca Nacional de España, es una obra maestra del arte mozárabe y un puente crucial entre las primeras versiones del texto y las posteriores interpretaciones artísticas.
El Beato Emilianense es una obra única que combina profundidad teológica con una riqueza artística inigualable. Aunque muchas de sus miniaturas originales se han perdido con el tiempo, las que se conservan hoy en día permiten vislumbrar la extraordinaria calidad y el simbolismo que definieron este manuscrito. A través del facsímil producido por la Editorial Siloé, se ha logrado preservar y difundir esta pieza clave de la historia cultural medieval, poniendo al alcance de especialistas y entusiastas un fiel reflejo del manuscrito original.
En esta página encontrarás una exploración detallada del contexto histórico, la estructura y contenido del manuscrito, su iconografía, y el proceso de reproducción de su facsímil. Descubre por qué el Beato Emilianense es considerado una de las obras más importantes de la Alta Edad Media.
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Índice de Contenido
- Introducción al Beato Emilianense
- Historia y Contexto del Beato Emilianense
- Descripción Física del Manuscrito
- Contenido del Manuscrito
- Facsímil de la Editorial Siloé
- Curiosidades y Elementos Únicos del Manuscrito
- Importancia Cultural e Histórica del Beato Emilianense
- Bibliografía y Fuentes
- Consideraciones Finales
1. Introducción al Beato Emilianense
Los Beatos, una colección de manuscritos medievales, son una ventana fascinante a la historia, el arte y la religión de la España medieval. Estos códices, que contienen el Comentario al Apocalipsis de San Juan de Beato de Liébana, combinan la erudición teológica con la maestría artística, creando un legado cultural invaluable que trasciende fronteras.
El interés por los Beatos no solo ha sido constante en España, sino que ha despertado la curiosidad de investigadores y coleccionistas de todo el mundo. Su mezcla única de simbolismo apocalíptico, riqueza visual y contexto histórico los convierte en una fuente inagotable de estudios y un emblema del arte medieval hispánico. Cada página es un testimonio del ingenio y la espiritualidad de la época, reflejando las preocupaciones teológicas y sociales que marcaron la Alta Edad Media.
1.1. Contexto Histórico de los Beatos
Los Beatos surgieron en un momento de gran agitación y cambio en la península ibérica. En el siglo VIII, Beato de Liébana, un monje de la región de Liébana, escribió su comentario sobre el Apocalipsis, un libro bíblico lleno de simbolismo y profecías que generaba inquietud en la época. Este comentario, basado en la recopilación y ordenamiento de textos de autores cristianos anteriores, ofrecía una interpretación del Apocalipsis que buscaba calmar los temores y fortalecer la fe cristiana.
La popularidad de los Beatos se disparó durante la Reconquista, cuando los reinos cristianos del norte de España estaban en constante lucha contra el dominio musulmán. Los monasterios, que se multiplicaron en los territorios reconquistados, se convirtieron en centros de producción de manuscritos, con «scriptoria» donde los monjes copiaban e ilustraban textos religiosos. Los Beatos, con su mensaje de esperanza y resistencia ante la adversidad, resonaron con fuerza en este contexto, convirtiéndose en uno de los textos más copiados y apreciados.
La importancia de los Beatos en su época radica en su doble función: por un lado, religiosa, al proporcionar una guía para entender el Apocalipsis; y por otro, artística, al desarrollar un estilo de ilustración único y expresivo. Las imágenes de los Beatos, vibrantes y llenas de simbolismo, reflejan la tensión social, los temores apocalípticos y la lucha contra el Islam que caracterizaron la España medieval.
Un dato curioso es que el nombre «Beato» se ha utilizado para referirse a los manuscritos en sí, en vez de al autor original, Beato de Liébana. Esto se debe a la enorme popularidad que alcanzaron las copias ilustradas de su comentario, eclipsando en cierta medida la figura del monje lebaniego.
1.2. Descripción del Beato Emilianense
El Beato Emilianense (Ms. Vitr. 14-1), un códice que se encuentra en la Biblioteca Nacional de España en Madrid, es el manuscrito ilustrado más antiguo de los Beatos que se conserva hasta el día de hoy. Su nombre proviene del monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, de donde procede. El nombre «Ms. Vitr. 14-1» se refiere a la clasificación antigua que se le asignó al Beato Emilianense en la Biblioteca Nacional de España en Madrid. «Ms.» es la abreviatura de «manuscrito» y «Vitr.» hace referencia a la colección «Vitrina», donde se guardaban los manuscritos más valiosos. El número «14-1» corresponde a la ubicación específica que tenía el códice dentro de esa colección. Es importante tener en cuenta que este sistema de clasificación ha sido actualizado, pero el nombre «Ms. Vitr. 14-1» se sigue utilizando en la bibliografía especializada para referirse al Beato Emilianense.

A pesar de estar fragmentado, el Beato Emilianense es uno de los dos únicos manuscritos que se conocen tanto de la primera versión del texto como de su ilustración original, lo que le confiere una importancia crucial para reconstruir la tradición y la transmisión de los Beatos. Este códice se realizó en el año 814 de la Era Hispana, y sus ilustraciones se cree que fueron realizadas entre los años 940-950.
Las ilustraciones del Beato Emilianense son consideradas como uno de los primeros ejemplos de la ilustración mozárabe, un estilo artístico que floreció en el norte de España durante los siglos X y XI. Este estilo, caracterizado por su originalidad y expresividad, representa la contribución más singular del arte español al Arte Medieval.
El Beato Emilianense destaca por:
- Su antigüedad: Es el Beato ilustrado más antiguo que se conserva.
- Su fidelidad a la versión original: Conserva tanto la primera versión del texto como de la ilustración del Comentario de Beato de Liébana.
- Su valor artístico: Sus ilustraciones son un ejemplo temprano del estilo mozárabe, una de las expresiones artísticas más originales de la España medieval.
El estudio del Profesor Peter Klein ha sido fundamental para determinar la fecha y el lugar de realización del Beato Emilianense, sentando las bases para futuras investigaciones. Además, la incorporación de la traducción íntegra del texto latino, a pesar del deterioro de algunas páginas, facilita el estudio y la comprensión de este códice tan valioso.
En resumen, el Beato Emilianense es un testimonio invaluable de la historia, el arte y la religión de la España medieval, ofreciendo una ventana única al mundo fascinante de los Beatos.
2. Historia y Contexto del Beato Emilianense
El Beato Emilianense, un códice iluminado del siglo IX, es reconocido como una obra maestra del arte medieval español y un testimonio crucial de la tradición de los Beatos. Este manuscrito, el más antiguo de los Beatos ilustrados que se conserva, no solo nos ofrece una visión única de la interpretación del Apocalipsis en la época, sino que también nos cautiva con la belleza y originalidad de su estilo artístico.
2.1. Beato de Liébana: El autor Detrás del Comentario
Beato de Liébana fue un monje que vivió en el siglo VIII en el monasterio de Santo Toribio, en la región montañosa de Liébana, en Cantabria. En un periodo marcado por la incertidumbre y la agitación causada por la expansión musulmana en la Península Ibérica, Beato se propuso ofrecer una luz de esperanza a la comunidad cristiana a través de la interpretación del Apocalipsis.
Su «Comentario al Apocalipsis de San Juan», lejos de ser una obra original, se basó en la compilación y el ordenamiento meticuloso de fragmentos de textos de Padres de la Iglesia y teólogos anteriores. La genialidad de Beato radicó en la capacidad de sintetizar y armonizar estas fuentes, creando un comentario coherente y accesible que se convirtió en la referencia para entender el Apocalipsis durante siglos.
La motivación principal de Beato al escribir su comentario fue ofrecer una guía para comprender el complejo simbolismo y las profecías del Apocalipsis, brindando consuelo y fortaleza espiritual a los cristianos en tiempos difíciles. Su obra reflejaba la preocupación por el avance del Islam y la esperanza en la victoria final del bien sobre el mal.
2.2. La Producción del Beato Emilianense
El Beato Emilianense fue creado en el scriptorium del monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Este monasterio, uno de los centros monásticos más importantes del norte de España durante la Edad Media, se destacó por su labor de copia e ilustración de manuscritos.

La fecha aproximada de realización del Beato Emilianense se sitúa alrededor de los años 940-950, según estudios paleográficos y estilísticos. Aunque no se conocen los nombres de los copistas e ilustradores que participaron en su creación, se cree que fueron monjes del propio monasterio de San Millán.
El contexto histórico y religioso de la Península Ibérica en el momento de su creación estaba marcado por la Reconquista, un proceso de expansión de los reinos cristianos del norte hacia el sur, con el objetivo de recuperar los territorios ocupados por los musulmanes. Este contexto de conflicto y expansión territorial influyó en el desarrollo de un estilo artístico único en la región, la ilustración mozárabe, que se caracterizaba por su originalidad, expresividad y simbolismo.

El Beato Emilianense es uno de los dos únicos manuscritos conocidos que conservan tanto la primera versión del texto de Beato de Liébana como de su ilustración, datada en el año 776. Este hecho le otorga una importancia excepcional, ya que permite reconstruir la tradición original de los Beatos y analizar la evolución de su estilo artístico.
Actualmente, el manuscrito original del Beato Emilianense se conserva en la Biblioteca Nacional de España en Madrid, bajo la signatura Ms. Vitr. 14-1. Este códice, a pesar de haber perdido parte de su contenido original, sigue siendo un tesoro invaluable para la historia del arte y la religión en la España medieval.
3. Descripción Física del Manuscrito
La descripción física de un manuscrito medieval es fundamental para comprender no solo su valor material, sino también su contexto histórico y cultural. Los materiales, la escritura y las ilustraciones son una ventana a la época en que se creó el manuscrito, revelando información sobre las técnicas de producción, las influencias artísticas y los gustos estéticos de la época. En el caso del Beato Emilianense, la descripción física nos permite apreciar la maestría de los artesanos medievales y la importancia de este códice dentro de la tradición de los Beatos.
3.1. Materiales y Formato
El Beato Emilianense está escrito sobre pergamino, un material característico de los manuscritos medievales, conocido por su durabilidad y por la textura única que ofrece a las miniaturas. Aunque no se conserva su encuadernación original, las dimensiones aproximadas de 250 x 350 mm y sus 144 folios reflejan un manuscrito diseñado para un uso monacal, posiblemente para lecturas colectivas o litúrgicas.
El uso de pergamino y técnicas decorativas como las capitulares rubricadas y las ilustraciones policromadas evidencia las prácticas de los scriptoria medievales de la península ibérica. Estos detalles muestran cómo los artesanos combinaron métodos tradicionales con influencias externas, creando un manuscrito tanto funcional como artístico.
3.2. Escritura y Caligrafía
El manuscrito presenta una escritura en minúscula visigótica, característica de la Alta Edad Media en la península ibérica. La tinta sepia empleada en el texto principal y las frases rubricadas en rojo de minio reflejan el cuidado y la atención al detalle de los copistas. Además, se han identificado correcciones posteriores en minúscula carolingia, realizadas en el siglo XII, que evidencian la influencia del Renacimiento carolingio en los scriptoria hispánicos y la necesidad de actualizar los textos conforme a los cambios ortográficos de la época.
La irregularidad en la disposición de los trazos verticales y el uso de diferentes manos sugieren que el manuscrito fue el resultado de un esfuerzo colaborativo en el scriptorium. Estas características subrayan la diversidad de estilos y técnicas empleadas en su elaboración, mostrando cómo las tradiciones locales convivieron con innovaciones externas.
3.3. Iluminaciones y Miniaturas
Las ilustraciones del Beato Emilianense son consideradas uno de los primeros ejemplos del estilo mozárabe, un estilo artístico que floreció en el norte de España durante los siglos X y XI. A pesar de la pérdida de algunas imágenes, el códice conserva un número significativo de miniaturas que nos permiten apreciar las características de este estilo.
I. Análisis de las Ilustraciones
Las ilustraciones del Beato Emilianense se caracterizan por la sencillez y la elementalidad, lo que sugiere que se trata de un primer intento de ilustrar el Comentario de Beato de Liébana. A diferencia de otros Beatos, el Emilianense carece de miniaturas preliminares y del ciclo del profeta Daniel. Sus imágenes se centran principalmente en las visiones del Apocalipsis y se integran al texto como complemento visual de los pasajes relatados. Además, las imágenes del Emilianense no suelen ocupar un folio completo, sino que están integradas en la columna de texto, enmarcadas por elementos arquitectónicos o simplemente delimitadas por el espacio disponible.
Entre las ilustraciones que se conservan, podemos destacar:
- El Mensaje a la Iglesia de Esmirna (Apocalipsis 2, 8-11): En esta escena, Juan entrega el libro al ángel de una manera similar a las representaciones en el Beato de Saint-Sever y el Beato de Navarra. La Iglesia de Esmirna se representa mediante una arquería de tres arcos.
- El Mensaje a la Iglesia de Pérgamo (Apocalipsis 2, 12-17): Esta ilustración se distingue por la presencia de una figura entronizada que algunos interpretan como una representación de Pérgamo como «el trono de Satanás».
- El Mensaje a la Iglesia de Filadelfia (Apocalipsis 3, 7-13): El Emilianense y el Códice de Saint-Sever son los únicos que representan la «puerta abierta» mencionada en el texto bíblico. La imagen se enmarca en una estructura arquitectónica que recuerda a un alfiz, un elemento singular en la Familia I. Es destacable que el Emilianense omite la entrega del mensaje de Juan al ángel de Filadelfia.
- La Quinta Trompeta (Apocalipsis 9, 1-6): El Emilianense presenta una versión simplificada de esta escena, omitiendo la representación del humo del pozo y los seres humanos castigados.
- Los Dos Testigos (Apocalipsis 11, 3-13): El Emilianense se distingue por llamar al segundo testigo «hermanas» en su ilustración, un detalle que coincide con el comentario de Beato de Liébana.
- La Matanza de los Dos Testigos (Apocalipsis 11, 7-10): La imagen se limita a la figura del verdugo y parte del cuerpo de uno de los testigos. El Emilianense, al igual que el Beato de Saint-Sever, omite el asedio a la ciudad, un elemento que no tiene un fundamento sólido en el texto bíblico ni en el comentario.
- La Ascensión de los Testigos (Apocalipsis 11, 11-12): En esta escena, el Emilianense, junto con el Beato de Saint-Sever, llama al segundo testigo «hermanas». La ilustración se aparta de la tradición al representar la voz celestial como una mano de Dios en una franja celestial, en lugar del Señor entronizado.
- El Templo con el Arca y la Bestia del Abismo (Apocalipsis 11, 19): El Emilianense representa el Templo como un sencillo anillo circular, una forma que se considera la original en la tradición de los Beatos.
- Las Tablas del Anticristo (Apocalipsis 13, 18): Las tablas, con su decoración ornamental, constituyen un elemento híbrido entre texto e imagen. El Emilianense presenta algunas diferencias en la disposición de los pasajes del texto en comparación con otros manuscritos de la Familia I.
- El Hijo del Hombre sobre la Nube (Apocalipsis 14, 14-20): Esta ilustración, a página completa, se divide en tres registros. Los músicos que aparecen en la escena tocan un rabel, un instrumento contemporáneo a la época de creación del códice, en lugar de las cítaras tradicionales.
- Las Siete Copas de la Ira (Apocalipsis 16): El Emilianense presenta versiones simplificadas de las escenas de las copas, con detalles particulares como la representación de la tierra y las aguas como franjas con formas angulares.
- La Ramera de Babilonia y los Reyes (Apocalipsis 17, 1-3): El compañero de la ramera en esta escena luce un nimbo, lo que sugiere una interpretación diferente a la de otros manuscritos. El Emilianense introduce elementos singulares como la representación de las «grandes aguas» y la jarra de vino.
- La Caída de Babilonia (Apocalipsis 18, 1-24): El Emilianense omite la representación del incendio de Babilonia, el elemento central de esta escena en otros manuscritos. En cambio, incluye a los seguidores de Babilonia dispuestos en dos filas, un detalle que se encuentra en la versión más moderna de la tradición de los Beatos.
Las ilustraciones del Beato Emilianense, aunque fragmentarias, son de gran valor histórico. Su estilo, considerado como mozárabe, refleja la influencia de diversas corrientes artísticas y se caracteriza por su originalidad. Las particularidades iconográficas del Emilianense, como la representación de la «puerta abierta» en el Mensaje a la Iglesia de Filadelfia y la omisión del incendio de Babilonia, sugieren que este manuscrito podría reflejar una versión temprana de la tradición pictórica de los Beatos.
II. Técnica y Estilo
La técnica utilizada por los miniaturistas del Beato Emilianense se caracteriza por la riqueza cromática y la estilización de las figuras. Los colores utilizados son vibrantes y a menudo se combinan de forma inusual, creando un efecto visual impactante. Los contornos de las figuras son definidos por líneas gruesas y los detalles se resuelven con un alto grado de estilización.
El Beato Emilianense comparte ciertas similitudes con otros manuscritos mozárabes, como el Antifonario de León (Archivo de la Catedral, Cod. 8) y los códices del monasterio castellano de Valeránica. Se ha sugerido que el Beato Emilianense podría haber sido realizado en el sur del reino de León, basándose en los paralelismos estilísticos con manuscritos leoneses y el arte hispano-musulmán. Sin embargo, la datación y la localización del origen del Emilianense siguen siendo objeto de debate entre los especialistas.
III. Temas Apocalípticos
Los temas apocalípticos representados en el Beato Emilianense son los propios del Comentario de Beato de Liébana, centrándose en las visiones de San Juan, las profecías sobre el fin del mundo y la lucha entre el bien y el mal. Las imágenes del Emilianense, a pesar de su sencillez, transmiten la intensidad y el dramatismo del Apocalipsis, creando un impacto visual y emocional en el espectador.
En resumen, la descripción física del Beato Emilianense nos revela un códice único, creado con maestría por artesanos medievales. Los materiales, la escritura y las ilustraciones nos transportan a la época de su creación, permitiéndonos apreciar no solo su belleza artística, sino también su valor histórico y cultural.
4. Contenido del Manuscrito
El Beato Emilianense es un manuscrito medieval que nos sumerge en la fascinante interpretación del Apocalipsis de San Juan, a través del comentario realizado por Beato de Liébana. La obra se caracteriza por su profundo simbolismo, un elemento central que busca desvelar los misterios del texto bíblico y ofrecer una guía para comprender el fin de los tiempos. El manuscrito, con sus ilustraciones y su texto, se convierte en un viaje visual por las profecías de San Juan, donde cada escena nos invita a reflexionar sobre el destino de la humanidad y la lucha entre el bien y el mal.
4.1. Resumen del Comentario al Apocalípsis
El Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana es mucho más que una interpretación del último libro de la Biblia; es una obra compleja que recopila las ideas de los Padres de la Iglesia y de otros teólogos destacados, como San Jerónimo, San Agustín, San Ambrosio y Ticonio. Beato teje una red de interpretaciones, combinando explicaciones teológicas y morales para guiar al lector a través de los simbolismos y las profecías del Apocalipsis, ofreciendo esperanza y consuelo en un mundo marcado por la incertidumbre.
El comentario sigue la estructura del libro de San Juan, dividiéndose en doce libros. En cada uno, Beato analiza los versículos, estableciendo paralelismos con otros textos bíblicos y destacando temas centrales que son tan teológicos como morales.
Entre los temas principales del comentario destacan:
- La lucha entre el bien y el mal: Beato interpreta el Apocalipsis como una batalla cósmica entre Dios y Satanás, donde la humanidad se encuentra en medio de este conflicto.
- El papel de la Iglesia: Representada como el pueblo de Dios, la Iglesia es un faro de esperanza que debe mantenerse firme frente a las adversidades y persecuciones.
- El fin de los tiempos: El Apocalipsis se describe como una premonición del Juicio Final y la llegada del Reino de Dios, marcando el clímax de la historia divina.
Estas ideas no solo se expresan en el texto, sino también en las ilustraciones, que actúan como una extensión visual de los conceptos teológicos, reforzando el mensaje de fe y redención.
4.2. Elementos Simbólicos
El simbolismo es una parte fundamental del Beato Emilianense, tanto en el texto como en las ilustraciones. Las imágenes se convierten en una herramienta para visualizar las complejas ideas teológicas del comentario, y para transmitir su mensaje al lector.
I. Simbología Recurrente
- Números: Los números adquieren un significado especial en el Apocalipsis, y Beato se apoya en ellos para interpretar las profecías. Por ejemplo, el número siete representa la perfección divina, reflejada en los siete ángeles, trompetas y copas.
- Animales: Los animales se utilizan como símbolos de fuerzas espirituales o personajes bíblicos. El Cordero representa a Cristo, el dragón a Satanás, y la bestia a los poderes del mal.
- Colores: Los colores también tienen un significado simbólico. El blanco representa la pureza y la santidad, el rojo la sangre y el martirio, y el negro la oscuridad y el pecado.
- Objetos: Algunos objetos se utilizan como símbolos de conceptos teológicos. La espada representa la justicia divina, el libro la Palabra de Dios, y la corona la victoria y la gloria.
Estas representaciones no solo servían para enseñar, sino también para evocar emociones profundas en los lectores y espectadores, conectándolos con los misterios de la fe.
II. Análisis de Escenas
El Beato Emilianense, a pesar de su deterioro y mutilación, conserva un conjunto de imágenes que ofrecen una valiosa perspectiva sobre la iconografía apocalíptica de la primera familia de Beatos. A continuación, se analizan algunas de las escenas más representativas del manuscrito, siguiendo el orden en que aparecen en el códice:
- El Mensaje a la Iglesia de Esmirna (Apocalipsis 2, 8-11) Folio 23r.
Este pasaje del Apocalipsis narra la comunicación divina dirigida a la Iglesia de Esmirna, una comunidad cristiana que se enfrenta a la persecución y la pobreza. El mensaje de Cristo la exhorta a mantenerse firme en la fe a pesar de las adversidades, prometiendo la recompensa eterna a aquellos que perseveren hasta la muerte. En el Beato Emilianense, la escena se compone de dos figuras principales: Juan, quien transmite la palabra divina, y el ángel de Esmirna, quien la recibe en nombre de la comunidad. Ambos personajes se sitúan bajo una arquería triple, un elemento arquitectónico que, en la iconografía de la Familia I, simboliza la Iglesia como un espacio de acogida y protección. La presencia del libro, portador del mensaje divino, refuerza la idea de la palabra de Dios como fuente de fortaleza y esperanza para los creyentes en tiempos de tribulación.

- El Mensaje a la Iglesia de Filadelfia (Apocalipsis 3, 7-13) Folio 43r.
El mensaje a la Iglesia de Filadelfia destaca por su tono esperanzador. Cristo alaba la fidelidad de esta comunidad y le promete protección durante la hora de la prueba. Un elemento central del mensaje es la «puerta abierta» que nadie puede cerrar, símbolo de la oportunidad de salvación que Cristo ofrece a los creyentes. El Beato Emilianense, junto con el Códice de Saint-Sever, son los únicos manuscritos de Beato que representan la «puerta abierta» de forma explícita, lo que sugiere una fidelidad al texto bíblico. La escena se enmarca en una estructura que recuerda a un alfiz, un elemento arquitectónico singular en la iconografía de la Familia I, que podría simbolizar la Iglesia como un espacio sagrado e inexpugnable.

- Los Dos Testigos (Apocalipsis 11, 3-13) Folio 104r.
Este pasaje del Apocalipsis presenta la figura de dos testigos, identificados por Beato como Enoc y Elías, quienes profetizan durante 1260 días, enfrentando la oposición del Anticristo. Tras ser asesinados, resucitan y ascienden al cielo, simbolizando la victoria final de la verdad divina sobre las fuerzas del mal. En el Beato Emilianense, los dos testigos aparecen vestidos con túnicas, frente a una representación del Templo. El manuscrito, junto con el Beato de Saint-Sever, utiliza el término «hermanas» para referirse al segundo testigo, lo que podría interpretarse como una referencia a la dualidad de la naturaleza divina, o como una forma de resaltar la unidad de los dos testigos en su misión profética.

- La Matanza de los Dos Testigos (Apocalipsis 11, 7-10) Folio 105v.
En esta escena, que simboliza la aparente derrota de la verdad ante las fuerzas del mal, la bestia que emerge del abismo mata a los dos testigos, cuyos cuerpos yacen en la calle de la gran ciudad. La imagen del manuscrito se limita a la figura del verdugo y parte del cuerpo de uno de los testigos, omitiendo el asedio a la ciudad, un elemento sin fundamento en el texto bíblico, al igual que en el Beato de Saint-Sever. Esta omisión podría indicar una intención de centrar la atención en el martirio de los testigos, representando la violencia del poder que se opone a la palabra de Dios.

- La Ascensión de los Testigos (Apocalipsis 11, 11-14) Folio 107r.
La escena ilustra el pasaje bíblico de Apocalipsis 11, 11-14. En este pasaje, tras ser asesinados por la bestia, los dos testigos, que simbolizan la ley y el evangelio, resucitan y ascienden al cielo en una nube. Este evento marca un momento de triunfo para la fe cristiana, demostrando el poder de Dios sobre las fuerzas del mal. En la miniatura del Beato Emilianense, los testigos, identificados como Enoc y Elías, aparecen desnudos, una característica representativa de la muerte en este manuscrito, elevándose hacia el cielo dentro de una nube de color ocre. Un ángel, situado en la parte superior de la imagen, parece guiarlos en su ascensión. Esta representación sencilla y concisa, propia de la Familia I de Beatos a la que pertenece el Emilianense, se centra en la acción principal del pasaje bíblico, sin incluir detalles adicionales. La ascensión de los testigos, según el comentario de Beato, simboliza la victoria final del bien sobre el mal y la promesa de la vida eterna para los fieles.

- La Séptima Trompeta (Apocalipsis 11, 15-18) Folio 108r.
El sonido de la séptima trompeta marca el clímax de la serie de juicios divinos descritos en el Apocalipsis. Su sonido desencadena una serie de eventos cataclísmicos que anuncian la inminente llegada del Reino de Dios. En el Beato Emilianense, la imagen se centra en la figura del ángel que toca la trompeta, orientado hacia la derecha. La sencillez de la composición, característica de la Familia I, contrasta con la grandiosidad del evento que se relata. El simbolismo de la trompeta, como instrumento que anuncia el juicio y la llegada del Reino de Dios, se refuerza por la posición prominente del ángel y la ausencia de otros elementos que podrían distraer la atención del espectador.

- El Templo con el Arca y la Bestia del Abismo (Apocalipsis 11, 19) Folio 108v.
Esta escena muestra la apertura del Templo de Dios en el cielo, donde se ve el Arca de la Alianza, junto con un terremoto y una granizada que simbolizan la ira divina desatada sobre la tierra. El manuscrito representa el Templo como un sencillo anillo circular, considerado la forma original en la tradición de los Beatos, y el Arca de forma esquemática. El Templo y el Arca representan la presencia de Dios en el mundo, y la forma circular del Templo podría simbolizar la perfección y la eternidad.

- Las Tablas del Anticristo (Apocalipsis 13, 18) Folios 121v-122r.
Las tablas del Anticristo son un elemento singular de la iconografía de los Beatos. Se trata de dos tablas que resumen las características y acciones del Anticristo, la figura que encarna la oposición a Cristo y a su Reino. En el Beato Emilianense, las dos tablas se presentan en un formato rectangular, con un diseño geométrico que divide el espacio en secciones que contienen los textos e imágenes. Las tablas, aunque deterioradas, conservan elementos importantes como la representación del Anticristo con sus atributos, y la referencia a los falsos profetas que lo acompañan.

- El Mensaje de los Tres Ángeles (Apocalipsis 14, 6-13) Folio 126r.
En el pasaje bíblico, tres ángeles anuncian el juicio de Dios sobre la tierra, la caída de Babilonia y la necesidad de adorar al Creador. Sin embargo, el manuscrito Emilianense simplifica al máximo esta escena, representando únicamente las figuras de los tres ángeles y omitiendo a los destinatarios y el contenido de su anuncio. Esta simplificación podría indicar una intención de centrar la atención en los mensajeros divinos y en la inminencia del juicio.

- El Hijo del Hombre sobre la Nube (Apocalipsis 14, 14-20) Folio 127v.
Esta escena describe la segunda venida de Cristo, quien aparece sobre una nube con una corona de oro y una hoz afilada. Un ángel le ordena que comience la siega, una metáfora del juicio final que separa a los justos de los impíos. El Beato Emilianense presenta una ilustración a página completa, dividida en tres registros. En la parte superior, aparecen las figuras celestiales: la figura de Cristo con su hoz. En la parte central, se representa la siega y la vendimia. En la parte inferior, se representa la prensa de vino.

- Las Siete Copas de la Ira (Apocalipsis 16) Folios 131v-135r.
Esta escena representa las siete copas llenas de la ira de Dios derramadas sobre la tierra por siete ángeles, desencadenando una serie de plagas y catástrofes que culminan en la batalla de Armagedón. El manuscrito Emilianense presenta versiones simplificadas de estas escenas, con detalles particulares como la representación de la tierra y las aguas como franjas con formas angulares, como se observa en la escena de la tercera copa, donde una figura vierte su contenido sobre una masa de agua. Estas copas simbolizan la justicia divina que se derrama sobre el mundo corrompido, y la simplificación de las escenas podría indicar una intención de concentrar la atención en el simbolismo central de las copas y sus efectos.
- La Ramera de Babilonia y los Reyes (Apocalipsis 17, 1-3) Folio 137v.
En esta escena, un ángel muestra a Juan la visión de la gran ramera de Babilonia representando la corrupción y la idolatría. En el manuscrito, la ramera aparece con una copa en la mano, y su compañero luce un nimbo, lo que sugiere una interpretación diferente a la de otros manuscritos. El Emilianense introduce elementos singulares como la representación de las «grandes aguas» y la jarra de vino. La ramera simboliza la corrupción del poder que se aleja de Dios, y el nimbo en su compañero podría indicar una ambigüedad en su rol, o una representación de la seducción que ejerce Babilonia sobre los poderosos. La representación de la ramera sosteniendo una jarra de vino, motivo que reaparece en los Apocalipsis ingleses del siglo XIII para ilustrar un verso posterior (Apoc. 17, 6), no tiene parangón en otros manuscritos.

El Beato Emilianense, a pesar de su estado fragmentario, ofrece una fascinante ventana a la imaginería apocalíptica de la primera familia de Beatos. Sus imágenes, aunque sencillas en su diseño, transmiten la fuerza del mensaje apocalíptico y reflejan una profunda comprensión del texto bíblico y del comentario de Beato. La fidelidad al texto bíblico en algunos detalles, y la adaptación de otros a la realidad cultural de la época, hacen del Emilianense un testimonio excepcional de la riqueza y la diversidad de la tradición de los Beatos.
5. Facsímil de la Editorial Siloé
Los facsímiles juegan un papel fundamental en la preservación y difusión de manuscritos históricos. Permiten a investigadores y amantes del arte acceder a obras de gran valor sin poner en riesgo los originales frágiles y únicos. La Editorial Siloé, con su enfoque artesanal y meticuloso, se ha destacado en la creación de facsímiles que capturan la esencia de los manuscritos, reproduciendo no solo su apariencia visual, sino también su textura y espíritu.
5.1. Proceso de Reproducción

La Editorial Siloé, fundada en 1997, ha hecho de la reproducción de manuscritos históricos un arte en sí mismo. Su meticuloso proceso combina técnicas artesanales con herramientas modernas para capturar cada detalle del manuscrito original. Desde la selección del tipo de papel hasta la reproducción fiel de los colores y texturas, Siloé busca ofrecer una experiencia que refleje no solo la apariencia, sino también el espíritu de los manuscritos medievales.
Cada facsímil se somete a un riguroso control de calidad para garantizar la fidelidad al original, utilizando tecnologías como el escaneo de alta resolución para preservar incluso las imperfecciones del pergamino. Este enfoque permite a investigadores y coleccionistas apreciar el manuscrito tal como era, minimizando el riesgo para el documento histórico.
5.2. Detalles Técnicos del Facsímil
El facsímil del Beato Emilianense producido por la Editorial Siloé reproduce fielmente las características del manuscrito original, permitiendo explorar este tesoro medieval sin poner en peligro el frágil documento. Consta de unas 300 páginas, encuadernadas artesanalmente en pergamino envejecido y adornadas con herrajes de bronce. La edición está limitada a 898 ejemplares numerados, acompañados de un certificado notarial, un libro de estudios y una caja de conservación diseñada para proteger la obra.
La reproducción incluye las 29 miniaturas que se conservan en el manuscrito original, como las tablas del Anticristo y pequeñas capitulares. Al igual que el original, el facsímil carece de miniaturas preliminares y del ciclo del profeta Daniel, reflejando incluso los deterioros sufridos a lo largo del tiempo, como la pérdida de hojas y el recorte de algunas ilustraciones. Este nivel de detalle, que incluye lagunas textuales y colores desvanecidos, subraya la autenticidad de la obra y la convierte en una herramienta invaluable para el estudio y la apreciación artística.
Lo que distingue este facsímil es su capacidad para capturar tanto la belleza como las marcas del tiempo del original, manteniendo una notable similitud con este. Más que una simple copia, representa un puente entre el pasado y el presente, permitiendo admirar la riqueza histórica y artística del manuscrito con absoluta fidelidad.
6. Curiosidades y Elementos Únicos del Facsímil
Los Beatos, manuscritos medievales que ilustran el Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana, son obras únicas que reflejan la época y el lugar de su creación. Cada Beato posee características particulares, como la selección de textos, el estilo de las ilustraciones, e incluso detalles dejados por los copistas, que lo convierten en un testimonio singular de la tradición apocalíptica.
6.1. Comparaciones con otros Beatos
El Beato Emilianense, considerado el más antiguo de los Beatos conservados, se clasifica dentro de la Familia I, la rama más próxima al prototipo original del Comentario de Beato de Liébana. Esta familia se caracteriza por mantener una fidelidad mayor al texto y las ilustraciones originales del siglo VIII, lo que hace del Emilianense un testimonio crucial para reconstruir la tradición inicial de estos manuscritos.
En comparación con otros Beatos de la misma familia, como el Beato de El Escorial o el Beato de Saint-Sever, el Emilianense destaca por su estilo más primitivo y una selección más limitada de miniaturas. Por ejemplo, carece de las ilustraciones preliminares que se encuentran en Beatos posteriores, como el Beato de Girona, donde se incluyen representaciones de la cruz, la Maiestas Domini o los ciclos de los evangelistas. Esta ausencia subraya la austeridad del Emilianense y su enfoque en los pasajes esenciales del Apocalipsis.
Entre las particularidades iconográficas del Emilianense, sobresalen detalles únicos que lo diferencian incluso dentro de su propia familia. La representación de la «puerta abierta» en el Mensaje a la Iglesia de Filadelfia (Apocalipsis 3, 7-13), por ejemplo, es un elemento que solo comparte con el Beato de Saint-Sever. Además, la omisión de la entrega del mensaje de Juan al ángel en esta escena sugiere una simplificación deliberada que lo distingue de otros manuscritos. Estas diferencias reflejan un intento temprano de interpretar visualmente el texto de Beato, antes de que se establecieran las tradiciones más uniformes en los Beatos posteriores.
En contraste con los Beatos de la Familia II, como el de Gerona o el Beato Morgan, el Emilianense presenta un estilo más esquemático y menos ornamentado. Por ejemplo, en estos manuscritos más avanzados se observa un desarrollo más elaborado en las miniaturas, con composiciones complejas y un uso más sofisticado del color y la perspectiva. Esta comparación resalta el carácter inicial y experimental del Emilianense, que conserva los elementos esenciales de la tradición mozárabe, como el uso de colores vibrantes y formas estilizadas, pero sin la complejidad que se alcanzaría en siglos posteriores.
Otro aspecto significativo es el tratamiento de los mártires bajo el altar en la apertura del quinto sello (Apocalipsis 6, 9-11). A diferencia de otros Beatos que dividen esta escena en varios registros, el Emilianense opta por una composición unificada, representando las almas de los mártires como aves sobre el altar y sus cuerpos decapitados debajo, un detalle que subraya la crudeza de su enfoque visual.
Teniendo esto en cuenta, podemos decir que, el Beato Emilianense no solo es el más antiguo de los Beatos ilustrados, sino también un puente crucial entre las primeras versiones del Comentario de Beato y las posteriores interpretaciones artísticas más complejas. Su singularidad radica en su fidelidad al texto original, su estilo mozárabe temprano y su contribución al estudio de la evolución de esta tradición. Comparado con otros manuscritos, el Emilianense ofrece una ventana invaluable al inicio de la tradición apocalíptica en la Alta Edad Media, reafirmando su importancia tanto histórica como artística.
6.2. Detalles únicos del Beato Emilianense
El Beato Emilianense destaca por la presencia de elementos iconográficos que no se encuentran en otros Beatos. Entre estos detalles singulares se encuentran:
- La representación del Mensaje a la Iglesia de Pérgamo: A diferencia de otros Beatos, que suelen mostrar a Satanás entronizado, el Emilianense lo representa como un simple personaje sentado en un banco.
- La representación de los Dos Testigos: El Emilianense identifica al segundo testigo como Jeremías, mientras que otros manuscritos lo identifican como Enoc. Esta discrepancia se debe a las diversas fuentes utilizadas por Beato en su comentario.
Estos detalles, aunque aparentemente pequeños, son cruciales para la valoración histórica y artística del manuscrito. Nos permiten comprender la evolución de la iconografía apocalíptica, y las diferentes interpretaciones que se dieron al texto de Beato de Liébana. Asimismo, nos revelan la influencia de los scriptoria locales en la producción de estos manuscritos, y la individualidad de los artistas que participaron en su creación.
El Beato Emilianense, a pesar de su estado fragmentario, se erige como una obra fundamental para el estudio de la tradición apocalíptica en la Alta Edad Media. Sus singularidades, tanto en su contenido como en sus ilustraciones, lo convierten en un tesoro invaluable que nos permite asomarnos al mundo medieval y comprender la fascinación que el Apocalipsis ejerció sobre la imaginación y la espiritualidad de la época.
7. Importancia Cultural e Histórica del Beato Emilianense
Los Beatos, manuscritos medievales que contienen el Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana, son claves para comprender la mentalidad, las inquietudes y el fervor religioso de la Edad Media. Su influencia trascendió la época medieval, dejando huella en la producción artística y en la investigación histórica.
7.1. Influencia en la Edad Media
El Beato Emilianense, junto con otros Beatos, refleja las profundas preocupaciones religiosas de su tiempo. La lucha contra el Islam, la amenaza del Anticristo y el temor al fin del mundo son temas centrales en estas obras. El Beato Emilianense, siendo el códice ilustrado más antiguo que se conserva, ofrece una visión prístina de las primeras interpretaciones del Apocalipsis en la Península Ibérica. Sus ilustraciones, llenas de simbolismo y dramatismo, expresan la tensión social y el fervor religioso característicos de la época.
Estos manuscritos también reflejan la pujanza de los scriptoria monacales y el afán por copiar textos religiosos durante la Reconquista. La proliferación de los Beatos muestra cómo la obra de Beato de Liébana se convirtió en un referente cultural y espiritual en la lucha contra el Islam.
7.2. Legado e Influencia Posterior
El Beato Emilianense ha tenido una notable influencia en la cultura posterior. Su importancia radica en ser un testimonio de la primera versión del texto e ilustración del Comentario de Beato de Liébana, lo que lo convierte en una fuente crucial para el estudio de la transmisión de los Beatos. Su estilo artístico, uno de los primeros ejemplos de la ilustración mozárabe, representa una de las contribuciones españolas más originales al arte medieval.
El Beato Emilianense ha sido fundamental para la investigación de la iconografía y la historia del arte. Sus imágenes, cuidadosamente estudiadas y comparadas con otros Beatos, han permitido reconstruir la evolución de la iconografía apocalíptica y comprender las diferentes interpretaciones del texto de Beato de Liébana.
A pesar del deterioro sufrido a lo largo de los siglos, el Beato Emilianense se erige como una obra invaluable para comprender la Edad Media y su legado. Su estudio nos permite acercarnos a las creencias y preocupaciones de una época convulsa, y admirar la maestría artística de aquellos que lo crearon.
8. Bibliografía y Fuentes sobre el Beato Emilianense
8.1. Libros y Facsímiles
- Beato Emilianense, Libro de Estudios. (Peter K. Klein, editorial Siloé). Este libro acompaña al facsímil del Beato Emilianense y es la fuente principal para el análisis de este códice. Ofrece un enfoque exhaustivo sobre su contexto histórico, características codicológicas, estilo artístico e iconografía. También incluye un apartado dedicado a la vida y obra de Beato de Liébana, basado en los estudios de Joaquín González Echegaray, destacando su papel como figura central en la tradición monástica y teológica de la península ibérica.
- Beato de Liébana, Manuscritos Iluminados. (Joaquín Yarza Luaces, editorial Moleiro). Esta obra es una referencia esencial para quienes deseen entender la tradición de los Beatos en su conjunto. Proporciona una visión amplia del contexto histórico y artístico de estos manuscritos, analizando su evolución y los distintos estilos que los caracterizan. Al igual que el libro de estudios de Siloé, incluye un apartado sobre Beato de Liébana basado en los trabajos de Joaquín González Echegaray, destacando su relevancia como autor del comentario al Apocalipsis.
- Facsímil del Beato Emilianense de la editorial Siloé. El facsímil, producido por la Editorial Siloé, es una reproducción fiel del manuscrito original, respetando cada detalle, desde las miniaturas hasta las marcas del tiempo. Más allá de su valor como réplica, el facsímil es una herramienta indispensable para el estudio y la conservación de este tesoro medieval.
8.2. Artículos e Investigaciones
En los libros mencionados en el apartado anterior se encuentran referencias a diversos artículos, tesis y trabajos académicos relacionados con el Beato Emilianense. A continuación, destacamos algunos de ellos, junto con su relevancia para el estudio de este códice:
- La tesis doctoral de Peter K. Klein sobre el Beato Vitr. 14-1 (el Beato Emilianense), década de los 70. Esta tesis es una de las primeras investigaciones profundas dedicadas específicamente al Beato Emilianense. Klein analiza su iconografía, contexto histórico y artístico, convirtiéndose en una fuente clave para comprender los aspectos visuales y teológicos del manuscrito.
- Las Actas del congreso dedicado a los códices de Beato, celebrado en Madrid en la década de los 70. Estas actas recogen ponencias y artículos de especialistas que abordan tanto el Beato Emilianense como otros manuscritos de la tradición. Incluyen estudios sobre la evolución estilística y comparaciones entre diferentes familias de Beatos.
- Los trabajos de W. Neuss sobre las familias y genealogías de los Beatos. Neuss desarrolla una clasificación detallada de los Beatos, explorando sus orígenes y evolución. Sus investigaciones son esenciales para situar al Beato Emilianense dentro de la genealogía de los manuscritos iluminados y entender su lugar en la tradición apocalíptica.
- Los volúmenes de John Williams sobre los manuscritos ilustrados de los Beatos. Williams realiza un análisis exhaustivo de las miniaturas y su simbología en los Beatos. Sus estudios incluyen una comparación detallada de las ilustraciones del Beato Emilianense con otros códices, lo que aporta una visión más amplia de su importancia artística.
- El artículo bibliográfico de tema apocalíptico de Emmerson y Lewis. Este artículo examina la interpretación del Apocalipsis en la literatura y el arte medievales, situando al Beato Emilianense dentro del contexto más amplio de los estudios apocalípticos. Es una referencia útil para quienes buscan explorar el trasfondo teológico y cultural de los Beatos.
9. Consideraciones Finales
El Beato Emilianense es mucho más que un manuscrito medieval: es un testimonio vivo de la evolución del pensamiento religioso, el arte y la cultura en la Alta Edad Media. A lo largo de este documento, hemos explorado su riqueza histórica, su profundo simbolismo y su destacada relevancia en la tradición de los códices iluminados.
La precisión y la dedicación con las que este manuscrito fue creado, junto con su posterior reproducción en el facsímil de la Editorial Siloé, nos permiten acercarnos a una obra que ha trascendido siglos de historia. Desde su contenido apocalíptico hasta la minuciosidad de sus miniaturas, el Beato Emilianense representa un puente entre las inquietudes espirituales de su época y el deseo contemporáneo de conservar y estudiar estas joyas del pasado.
En un mundo donde la digitalización y el acceso masivo a la información son cada vez más comunes, la existencia de facsímiles como este nos recuerda la importancia de preservar no solo el contenido, sino también la esencia material de las grandes obras del pasado. El Beato Emilianense no solo nos conecta con una visión específica del Apocalipsis, sino que también nos invita a reflexionar sobre el legado de los manuscritos medievales y su influencia duradera en la cultura actual.
Este documento es, por tanto, un punto de partida para quienes deseen profundizar en la fascinante historia de los Beatos y en las técnicas artísticas que los han hecho únicos. A través de su estudio, podemos seguir explorando un pasado que aún tiene mucho que revelar.



















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